Muchas veces cometemos el error, y yo he sido el primero, de tratar de dejar todas las moscas exactamente iguales como si aquello hubiese salido de alguna máquina de cnc.
Y todos sabemos que entre una docena de moscas aparentemente iguales, siempre habrá alguna que pesque un poco más que las demás. Otra cosa muy distinta, y que no es nada sencilla, es saber por qué justo hay una que es más eficaz que otras que aparentemente son iguales. A lo mejor has puesto un poco más de dubbing que a simple vista es imperceptible pero que una vez mojada hace que vaya un poco más hundida que las demás. O a lo mejor has hecho el cuerpo un poquito más fino, o un poquito más grueso, o lleva un poco más de pelo en el tejadillo, o un poco menos...
Durante muchos años yo era de los que contaba las vueltas de brinca, me preocupaba de que quedasen exactamente a la misma distancia entre cada vuelta de brinca, ponía dos o tres colas en función de la especie que pretendía imitar, limaba las exhuvias en seda para evitar cortarlas en recto y que quedasen antinaturales, usaba una docena de tonos de cdc para las alas de modo que se pareciesen al insecto real...
Pero todo esto no hacía que esas moscas fuesen mucho más efectivas que otras que estaban hechas de cualquier manera. Pescaban, claro, pero como cualquier otra. A veces un poco mejor y otras veces un poco peor.
Ahora me preocupo mucho menos por todas esas cosas y, de hecho, en las moscas que hago para mí a menudo dejo las alas de las efémeras o los postes de los paracaídas absurdamente largos.
¿Por qué?
Porque a tiempo de meterles el cortahilos en el río siempre estamos. Y unas alas largas se pueden acortar, pero unas alas cortas ya no tienen variación posible.
Bueno, sí tienen. Se pueden cortar del todo y convertir la mosca en una ninfa sin lastrar. Pero no es este el caso del que pretendía hablar aquí.
Otra cosa que ponía a todas mis moscas, aunque no me gustasen mucho así, es el dichoso señalizador.
He tenido incluso épocas de hacer las dos versiones de cada mosca: unas con señalizador y otras sin él. Hasta que pensé "¡Vaya estupidez!".
Es trabajar dos veces para nada y ocupar el doble de espacio en la caja, ya que el señalizador se puede cortar directamente con el cortahilos a pie de río si estamos teniendo la sensación de que algún rechazo puede tener que ver con el señalizador o si estamos pescando una zona o a una distancia en la que no sea en absoluto necesario.
Está muy bien que todas las moscas salgan perfectas del torno, pero es mucho más práctico hacerlas de tal modo que admitan correcciones en el propio río tirando de cortahilos.
Con las que más modificaciones hago es con las hormigas. O mejor dicho, con algunos modelos de hormiga. Me gustan mucho las Shimazaki Ant y también algún otro modelo que lleva hackle, y es raro que cuando estoy pescando con hormigas de ese tipo no les corte la parte de abajo del hackle para que deriven un poco más bajas. Como con el resto de cosas, a veces esto supone cierta mejora, y otras veces da exactamente igual.
Pero bueno, cuando todos usábamos moscas con hackle no era raro cortar la parte de abajo del hackle para que la mosca fuese más placada. Algunos incluso quemaban la parte de abajo del hackle con el cigarrillo, que así quedaba "más natural" que si se cortaba con el cortahilos.
Con las ninfas pasa un poco lo mismo, y siempre se puede hacer alguna pequeña modificación que nos sirva para un momento puntual o una situación concreta.
Alguna vez me ha pasado de estar pescando con una ninfa de esas peludas, con falso hackle de cdc y tag en naranja flúor, y de repente con la misma ninfa dejar de tener picadas. Antes que cambiar a otra suelo probar a cortar el tag naranja, o a quitarle parte del cdc del falso hackle para que el tórax o cualquier cosa así, y a veces funciona. Otras veces no, porque es más una cuestión de profundidad a la que está el pez y no de si la ninfa lleva un tag fluorescente o no.
Hay un montón de pequeños arreglos que se les pueden hacer a las moscas cuando estamos en acción de pesca, pero para poder hacerlos conviene tener contempladas todas las posibilidades desde que se sujeta el anzuelo al torno, y así poder tener en el río cierto margen de maniobra.