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El viaje y la palabra

oct 23, 2024
Debido a mi edad me tocó vivir una niñez en la que los viajes internacionales eran cosa de unos pocos y en la que la mejor manera de viajar era a través de los libros, cuando las posibilidades de tu familia en relación con los viajes consistían básicamente en destinos a los que se pudiese llegar en coche o en tren.

Esto tuvo diferentes consecuencias a la hora de ver las cosas cuando fui completando mi proceso de maduración, si es que lo he completado.

Por un lado, me ha hecho adorar el tren. Viajaría en tren sin parar si tuviese el tiempo y el dinero para ello.

Por otro lado, muchos de los libros que leía en mi niñez fueron contribuyendo a crear una especie de espíritu aventurero que terminó por hacerme soñar con explorar los polos, las montañas más imponentes de La Tierra, descubrir una cueva con arte paleolítico que nadie hubiese visto antes o, más adelante, con pescar en lugares en los que no había pescado nadie.

Era un bicho un poco raro, ya que otros niños y jóvenes de mi edad que también habían desarrollado cierta pasión por la lectura, no tenían entre sus autores habituales a Kurt Diemberger, Vladimir Arseniev o Vere Gordon-Childe.

También me gustaban cosas normales. Jugaba al fútbol, me encantaban el baloncesto el ciclismo y la Fórmula 1, comer Nocilla untada en pan de pueblo o hacer parrilladas con los amigos con un buen montón de chorizos criollos, bacon, costillas de cerdo y cajas de sidra.

Pero ese espíritu de exploración siempre estuvo ahí, aunque casi todo el tiempo permaneciese oculto en segundo plano. Asomó un poco después de sacarme el carnet de conducir, con 18 años, lo que me permitió en un radio de unos 200 kilómetros explorar todo monte y río que estuviese al alcance de la altura de los ejes y la tracción de un Seat Ibiza. Y a donde no llegaba el Ibiza, llegábamos a pie o en bicicleta.

El caso es que se quedaron muchas cosas pendientes porque cuando eres joven es difícil disponer a la vez de tiempo y dinero, de modo que si tienes dinero no sueles tener tiempo, y si tienes tiempo es porque no tienes una mísera peseta que gastar.

Luego descubrí que eso no solo pasa cuando eres joven, sino que continúa pasando habitualmente. Sobre todo en lo que se refiere a la falta de tiempo, porque cuando estás trabajando algo de dinero puedes ir juntando, pero el tiempo libre nunca es suficiente.

Para el que disfruta de escaparse un fin de semana a Ámsterdam, o a Cáceres, esto no es problema, ya que con disponer de dos o tres días haces el apaño, pero para los que soñamos desde niños con hacer el trekking del Annapurna, el circuito de Torres del Paine o el Kungsleden, el hecho de no poder disponer de un mes o mes y medio para dedicarlo a alguna de estas actividades, supone un obstáculo insalvable.

Además, como ya he dicho alguna vez, la palabra es el arma de comunicación más poderosa que existe. Ya sé que queda muy bonito aquello de que una imagen vale más que mil palabras, pero en mi opinión no hay afirmación más errónea que esa. La mayoría de los grandes éxitos y las grandes catástrofes de la Humanidad llegaron a través de las palabras. Y podemos coger el ejemplo que queramos: Hitler movilizando a las masas a través de sus discursos y provocando alguno de los episodios más vergonzosos que como humanos hemos tenido la desgracia de conocer, la Biblia o el Corán como herramientas para el desarrollo de dos de las religiones más importantes del mundo a través de la palabra, con todos los desastres que esto ha acarreado a lo largo de la Historia...

El ejemplo que cada uno quiera.

No ha habido grandes revoluciones, grandes catástrofes o grandes avances a través de una foto. Ni de un vídeo. E incluso aunque se haya dado alguno, serían necesarias a continuación las palabras para explicar ese avance a todos los que no sean especialistas en el tema en cuestión.

Todo se sigue escribiendo. Todo se sigue narrando. La palabra siempre está en el centro de todo.

Si no fuese así, seguiríamos teniendo películas de cine mudo y los periódicos serían una simple sucesión de imágenes sin más.

A lo que quería llegar es lo siguiente.

Cuando has pasado toda tu vida soñando con el Manaslu, el Madison, la Patagonia o el Amur, imaginando a partir de las palabras y visualizándote una y otra vez en distintos destinos para subir una montaña, pescar o simplemente caminar disfrutando los paisajes, y de repente, sin que hayas tenido tiempo de ir a casi ninguno de ellos, descubres a través de Youtube y otras plataformas, que ya nada es como lo habías imaginado ni como te contaron aquellos que habían estado allí cincuenta o cien años antes, pierdes cualquier motivación para hacer el esfuerzo económico y de disponibilidad de tiempo que requiere viajar a ninguno de esos destinos.

Y por eso me interesan muy poco los viajes de pesca, o de aventura en general, tal y como actualmente están montados, donde todo está mercantilizado y donde el espíritu de aventura y exploración ha desaparecido por completo.

Y creo que la pesca con mosca tiene mucho de esto. De exploración, de descubrimiento.

Y cada vez se va perdiendo más. Y no solo si pensamos en el caso de los grandes viajes. También en lo cotidiano.

Yo hace años que ya no digo a casi nadie a donde voy a ir de pesca. Me ha pasado un montón de veces que comentando con alguien a donde tenía pensado ir el siguiente fin de semana, lo primero que me ha dicho ha sido algo así:

"Tienes que aparcar a la salida del pueblo tal, llevar las moscas tal y cual y Pascual, pescar entre este puente y el recodo que forma 500 metros aguas arriba de donde has empezado, sobre todo prestando atención a la orilla izquierda en tal sitio y a la orilla derecha en tal otro".

Que nadie me malinterprete. Se agradece siempre esta colaboración. Yo mismo he llegado a enviar capturas de pantalla de tramos concretos a partir de Google Earth o Sigpac indicando donde aparcar, donde suelen estar los peces y todo eso. Por no hablar de la cantidad de moscas que he mandado cuando alguien me dice: "pues pesco aquí, aquí y aquí, así que mándame lo que tú creas que me va a funcionar mejor".

Entiendo perfectamente pedir y ofrecer este tipo de ayuda entre amigos y conocidos, porque yo lo he hecho durante muchos años.

Pero, a día de hoy, intento cada año visitar al menos diez ríos en los que no he pescado nunca antes, acudiendo sin ningún tipo de información previa y guardando un pequeño margen para todo lo que tiene que ver con la exploración, con el descubrimiento.

Cuando llegas a un lugar en el que no has pescado nunca antes, y consigues una captura o cualquier otra cosa con la que no contabas o que no tenías mucha confianza en poder conseguir, se alimenta esa pequeña parte de exploradores que todos tenemos, y te vas a casa con sensación de haber encontrado un pequeño tesoro o haber hecho un pequeño descubrimiento.

En mi caso, pocas cosas hay que me hagan sentir meior.

Y no es necesario atravesar medio planeta para tener esa sensación de conquista, de descubrimiento. Esto puedes sentirlo al lado de tu casa. Casi diría que en todos esos destinos de aventura soñados hay actualmente tanta gente que igual te resulta más fácil tener esa sensación de descubrimiento en algún río de montaña de los Ancares o el Bierzo, en algún ibón perdido de Pirineos o en alguna cala o pequeña playa de difícil acceso, donde muy posiblemente haga semanas o meses que no ha habido nadie pescando. 
01 nov, 2024
Publiqué una primera parte de este artículo en la que intentaba sacar a relucir lo que tiene de bueno la competición para pescadores que no competimos. Y en mi caso fijándome especialmente en dos circunstancias que casan mucho con mi modo de entender la pesca de truchas y reos a mosca. Lógicamente, cada uno tendrá que intentar sacar de bueno lo que le pueda servir a él según como entienda la pesca, si es que algo bueno puede sacar de los pescadores que sí compiten. Hoy toca hacer justo lo contrario. La competición ha influido también negativamente en muchos pescadores que sin tener intención alguna de competir han tomado formas de hacer las cosas de las competiciones. Y, en algunos casos, quizás no sea lo más ventajoso, ya que las competiciones se rigen por unas normas que a los que no competimos nos dan un poco igual. Una cosa que me pasa a menudo es que me encuentro a muchos pescadores que no compiten que para pescar en tándem con una seca y una ninfa se valen de un ramalillo al que atan la seca, con la ninfa en punta. Obviamente es un método muy eficaz si se domina, pero para pescar en tándem siempre que no se esté compitiendo, atar la ninfa a la curva del anzuelo de la seca es un método igual de eficaz, mucho más sencillo a la hora de pescar y con el que se reduce el riesgo de enredos muchísimo. Se tiende a pescar en tándem tal y como se hace en competición, y atar la ninfa a la curva del anzuelo de la seca a mí me parece mucho más práctico y mucho más fácil. También es verdad que desde que nos pasamos a los anzuelos sin muerte el riesgo de que el nylon, o fluorocarbono, se deslice es mayor, ya que no hay un arponcillo que sirva para hacer tope. Si te digo la verdad, yo pesco mucho así y no recuerdo más de dos o tres veces que se me haya salido el nylon del anzuelo, pero es cierto que puede pasar. Por eso, cuando se trata de zonas con peces grandes o tramos con muchas corrientes y agua muy movida, prefiero usar una seca a la que he añadido una microanilla en la que atar el codal de la ninfa. No me cuesta nada hacer tres o cuatro tricópteros en paracaídas con la microanilla y con tres o cuatro salvo toda la temporada sin problema, porque son para usar en momentos muy concretos. Otra cosa que me pasa es que cada vez veo a más pescadores que no compiten pescando a ninfa con una de esas líneas de 0.55 mm. Igual solo me pasa a mí, pero siempre me ha parecido mucho mejor usar un hilo del 0.16 o 0.18 que una de esas líneas. Claro que yo trabajo los peces con el carrete cuando estoy pescando sin línea, así que no tengo el hándicap que presenta el hilo que es su manejo con la mano una vez has clavado al pez. Otra cosa que me llama la atención es que hay muchos pescadores que no compiten y que están utilizando recetas para bajos de línea que vienen del mundo de la competición, donde la longitud del bajo está limitada a un máximo de dos veces la longitud de la caña, si no me equivoco. Esto me parece un poco absurdo, ya que justamente poder poner el bajo como se te antoje me parece la principal ventaja del pescador no competidor frente al pescador competidor. Tampoco hace falta utilizar siempre bajos de seis o siete metros, pero hay ocasiones en las que uno de esos bajos, si está bien diseñado, casi puede pescar por tí, ya que ayuda a paliar muchos de los defectos que muchos tenemos a la hora de presentar nuestras moscas. Luego me ha llamado siempre mucho la atención que moscas que no se usan en competición, es como si no existiesen. Se han escrito docenas de artículos sobre los escarabajos, por ejemplo, pero al ser una mosca que apenas se usa en competición, por lo que yo sé, creo que no se usa tanto como debería. Lo más curioso es que si te vas a ver las moscas ganadoras del concurso One Fly que se celebra en Jackson Hole, hay escarabajos y demás terrestres como ganadores en la mayoría de las ediciones. Y si con terrestres se ha ganado, por decir algo, el 55% de las ediciones, con streamers se ha ganado un 35 o 40% de las veces que se ha celebrado ese concurso. Lo que me viene genial para enlazar ya con la última cosa que se me ocurre en la que la competición ha ejercido una influencia negativa, y me estoy refiriendo a la pesca con streamers en río. Y no hablo de usar streamers pescando al hilo, sino de pescar truchas a streamer con un equipo específico, por ejemplo una caña de 9' línea 6, una línea específica y un streamer de tamaño importante. Se pescan muchísimas truchas así. Y muchas de tamaño considerable. Ya lo he dicho alguna vez, si tuviese que pescar con una sola mosca el resto de mi vida, sería un Zonker negro en un anzuelo del 8 o del 6. Con esta mosca me iría a pescar a cualquier río del mundo sin ningún problema. El caso es que para aquellos que no competimos, me parece muy interesante tomar de la competición lo que mejor convenga a cada uno, pero igual de importante me parece tener el criterio suficiente para escapar de aquellas otras influencias que al pescador estándar no competidor puede que no nos beneficien tanto.
31 oct, 2024
Yo no soy nada del rollo ese de ser fan de alguien. Respeto mucho a todos los que tienen artistas, pescadores, deportistas o lo que sea a los que admiran hasta el infinito y que son capaces de emocionarse o entristecerse en función de cómo le vayan las cosas a ese personaje al que tanto admiran. Creo que la única persona a la que podría situar en esa posición es a Yosi, que ha escrito canciones, docenas de ellas, con las que mis ideas y/o sentimientos se alinean prácticamente al 100% en muchos casos. Además, el problema de admirar mucho a alguien es que lo mismo cuando vas profundizando un poco en el conocimiento de la persona, además del personaje, descubres que es un auténtico imbécil. Traigo hoy unas palabras de un auténtico imbécil, como es Yngwie Malmsteen, pero que por el mero hecho de ser un imbécil, no significa que no pueda tocar la guitarra como los ángeles, aunque no sea para nada mi estilo, ni tampoco significa que de vez en cuando no pueda decir algo en lo que tenga razón. Porque no hace mucho decía a propósito de tocar la guitarra lo siguiente: "Veo un montón de comentarios en los que la gente dice «no puedo ser tan bueno como tú» o «después de haberte visto, dejo de tocar la guitarra». La música y la guitarra no son una competición, aunque desde el principio de mi carrera eso es lo que algunos nos han querido hacer creer. Por eso están todos esos mejores guitarristas que tocan la guitarra bla, bla, bla... La música y la guitarra es algo que nace de dentro y que tienes que disfrutar independientemente de cuál sea tu nivel y del momento en el que estés de tu vida. Incluso aunque estés intentando labrarte una carrera profesional, si tocas pensando en que estás compitiendo con otros músicos, siempre serás desgraciado. La competición es para los atletas, no para la música. No es una competición. La guitarra y la música son para disfrutarlas a cualquier nivel". Y ahora pensarás una vez más "ya está este pesao otra vez con la guitarrita de los cojones...". Pero si cambiamos guitarra y música por pesca, podría decir que en este caso estoy al 100% de acuerdo con lo que dice este hombre, que ya digo que no deja de ser un imbécil de cojones. De esos a los que les hubiese venido como Dios un par de ostias a tiempo. El caso es que veo a muchos pescadores preocupados constantemente por si pescan más o menos que otros, en sitios más o menos difíciles que otros, peces más o mucho más grandes que otros... Y mientras tengan todo esto en la cabeza, como dice Yngwie, siempre se sentirán desgraciados. Obviamente puedes hacer lo que te salga de los huevos, pero en mi caso empecé a disfrutar de verdad de la pesca cuando dejaron de preocuparme todas esas gilipolleces, porque tratar de estar continuamente cuantificando cualquier actividad de ocio lo único que termina trayendo es una continua fuente de frustración, porque no da tiempo en solo una vida a conseguir todo lo que nuestra imaginación nos pueda llevar a desear. Y que nadie piense en pescar destinos a los que solo van a pescar unos pocos, obtener grandes éxitos en algún gran campeonato o tener la foto con la trucha más grande de todo Instagram. No es raro el mes en el que en mi página de Facebook no me encuentro con varios comentarios de este tipo: "Sí, pescan mucho en internet pero luego vienen conmigo y nada". "Que vengan a pescar aquí con el 0.10 a ver cuantos peces sacan". "Esos son todos pescadores de salón, y luego en el río nada". Y así hasta mil ejemplos más. Todos estos, aunque no sean nadie realmente, simplemente otro pescador cualquiera más, están cuantificando la diversión de los otros, estableciendo comparativas y todas esas cosas. Y cada vez que leo algún comentario así termino pensando algo parecido a lo que decía Yngwie y me pregunto como de desgraciados se sentirán ellos mismos si lo único que les interesa es estar constantemente comparándose con los demás. Da igual lo bueno que seas en cualquier cosa que hagas. Siempre va a haber en el mundo muchos otros que en eso mismo sean igual de buenos o mucho mejores que tú. Hacer las cosas con el único objetivo de andar comparándose con otros lo único que termina trayendo es sensación de fracaso y frustración. Pásatelo en el río lo mejor que puedas, disfruta de cada minuto, de cada lance, de cada tramo de río, de cada pez, de cada fallo... Y que le den por el culo al mundo y todos los demás, porque total, pa cuatro días que vamos a estar por aquí, mejor no preocuparse demasiado por lo que pueda decir cualquiera.
30 oct, 2024
No hace tanto tiempo, la mayoría me pedía veinte modelos de moscas, cuatro moscas por modelo. Ahora, la mayoría me pide cuatro modelos de moscas, veinte moscas por modelo. ¿Son menos listas las truchas ahora que antes? No. Somos más listos nosotros. La pesca con mosca, al menos en los círculos en los que yo me muevo, ha ido evolucionando en una dirección en la que las moscas cada vez importan menos. Y digo en los círculos en los que yo me muevo porque soy también consciente de que quedan muchos pescadores con un enfoque más clásico, y que siguen entendiendo la pesca y las moscas del mismo modo que lo aprendieron hace años. Simplemente se trata de que unos no quieren pensar demasiado en la mosca, y por eso quieren modelos de esos que pescan casi siempre como el 249, el 4122, las orejas de liebre, los barones... Y otros siguen disfrutando con esa parte de buscar la imitación exactísima y más fiel a lo que supuestamente están comiendo las truchas en un determinado momento. Y que nadie me malinterprete, por favor. Las moscas son importantes. Pero diría que ya no tanto el modelo concreto o que supuestamente se parezcan a una especie u otra, sino más bien desde el punto de vista de su comportamiento en el agua. Y dentro de comportamiento meto tanto lo que habitualmente conocemos como "sensación de vida", así como el propio comportamiento de la mosca en lo que se refiere a su flotabilidad, visibilidad, durabilidad y demás. ¿Por qué tiene tanto éxito el Fly-Rite 34? En primer lugar, porque pesca. Pesca mucho. En segundo lugar, por su facilidad de uso. Puedes sentar frente a un torno a una persona que no haya hecho jamás una mosca y si le vas dando indicaciones podría hacer una emergente en Fly-Rite sin demasiado problema. En tercer lugar, por su versatilidad, ya que lo mismo sirve para montar pardones que para montar bétidos, lo mismo sirve para montar adultos, ninfas, emergentes... Y no digo que se parezca al color exacto de determinadas especies, sino a que he visto pescar con éxito con ese material usándolo para pardones, bétifos y otras moscas. En cuarto lugar, por su disponibilidad, ya que es un material al alcance de cualquiera. En quinto lugar, por su flotabilidad. En sexto lugar, por su durabilidad, ya que una mosca hecha con Fly-Rite te puede aguantar docenas de truchas sin mostrar demasiados signos de deterioro. Y hacia esto va cada vez más la cosa. Pero es que si dejamos por un momento de lado a las moscas y pensamos en los equipos, todo se ha ido volviendo cada vez más delicado, más fino, más eficaz. La mayor evolución, que casi ha sido una revolución silenciosa, se ha dado en los hilos. Hasta que llegó el Frog Hair yo nunca había tenido un hilo con el que poder pescar con grosores del 0.10 o incluso inferiores. No sé si estaba perfectamente calibrado, pero como sí sé que los demás que había en aquella época no lo estaban, podías usar terminales finos que más o menos aguantaban y no rizaban en exceso, ya que antes del Frog Hair había probado algunos hilos de Carp Fishing con diámetros finísimos, pero con unos problemas de rizado terribles. Poco después de que apareciese el Frog Hair empezamos a tener en el mercado cañas que toleraban a la perfección el uso de terminales de ese tipo. Por mucho que quisieras pescar con un 0.09, si la caña que tenías era una Sage XP, una Thomas & Thomas Horizon o cualquiera similar de las que estaban de moda a finales de los años 90 o primeros 2000, lo más seguro es que esos hilos finos partiesen a la mínima que los forzases un poco más de la cuenta. Ahora hay en el mercado cañas de 9'3" línea 0 o 9'6" línea 1 y cosas así, con punteras súper sensibles, incluso cañas con punteras macizas que ya existían antes en otras modalidades, y se puede pescar todo el año con un 0.11 como hilo principal sin preocuparse demasiado por el tamaño del pez que podamos clavar. Lógicamente, si clavas un pez de tres kilos, estarás jodido. Pero es que con un pez de ese tamaño estás también jodido pescando con un 0.16 y una caña de 9' línea 5. O yo al menos. Porque recuerdo haber clavado muy buenas truchas y reos, de entre dos y tres kilos, cuando pescaba con cañas de línea 5 y terminales del 0.14 o 0.16, y la realidad es que la mayoría de ellas partían el terminal más pronto que tarde. Igual que me pasa ahora si clavo algún pez de esos. Y alguno ha salido, sí. Pero han salido más con los equipos de ahora, que con los de hace 25 años. Influyen más otros factores que el equipo en sí mismo: el lugar donde hayamos clavado ese pez, la experiencia del pescador, la calidad de los materiales, los nudos utilizados, el tipo de pelea que presente el pez... No todo depende únicamente del equipo que se esté utilizando. Es solamente un factor más, y no el más importante. También llegó la pesca al hilo y nos permitió descubrir que se podían pescar muchísimos más peces sin tener necesidad siquiera de saber lanzar, ya que quitando la línea de la ecuación, que es la parte del equipo responsable del dragado de la mosca, las presentaciones de golpe mejoraron como de la noche al día. Y no pensemos en la pesca al hilo como únicamente la pesca con perdigones, que también se puede pescar al hilo en tándem con una seca y una ninfa e incluso con mosca seca. Había un bajo de Fulling Mill de esos largos, creo recordar que era de 12 o 14 metros, que permitía pescar a seca perfectamente. Creo recordar que se llamaba Fulling Mill Tactical Presentation o algo así. Se podía pescar con este bajo a seca igual que con una línea del 1 o del 2, siempre que la caña fuese la adecuada. Creo que es uno de los productos que más me ha jodido que descatalogasen. Ya me jodió cuando lo retiraron del mercado, pero en los últimos años en los que ya se pueden comprar cañas con punteras maciza a precios bastante comedidos, me jode en el alma no tener ya ninguno de aquellos bajos, porque usarlo con una de esas cañas de 9'6" línea 0 con puntera maciza para pescar a mosca seca a corta distancia iba a ser una gozada absoluta. Voy a empezar a mandar un email a Fulling Mill cada semana pidiendo que vuelvan a fabricarlo. Aunque eso ya lo hice con C&F pidiendo que volviesen a fabricar el portamoscas aquel de doble cara y no tuve ningún éxito. La única vez que me contestaron fue para pedirme que no enviase ya más veces el mismo email. La pesca al hilo también sirvió para que mucha gente se diese cuenta de que se podían pescar truchas a dos y tres metros de distancia sin ningún problema, con todas las ventajas que eso también supone. Es más fácil llevar a la sacadera un pez que has clavado a tres metros que uno que has clavado a quince. Es más fácil clavar el pez si tienes la mosca a tres metros y la ves a la perfección que si la tienes a quince y más que verla, intuyes por donde puede estar pasando. Y es más fácil controlar la calidad de la deriva de una mosca que está a tres metros de tí, que la deriva de una mosca que está a quince metros. Quedas como el puto jefe poniendo la mosca a quince o veinte metros, pero te va a costar mucho más ver si existe algún tipo de dragado o microdragado que haga que el pez pase completamente de tu mosca. En el caso de que suba, tu porcentaje de éxito al clavar se va a reducir bastante y, como es lógico, si clavas un pez a veinte metros tiene muchas más oportunidades de encontrar algún sitio en el que poder rozar el terminal para que se rompa o de poder liberarse del anzuelo, ya que la distancia desde la que tienes que ir acercándolo es mucho menor si lo clavas a tres metros. Yo creo que pescar hoy es más sencillo que cuando yo empecé. Y eso que en muchos sitios hay muchísimas menos truchas. Pero ha sido tal la evolución de algunos materiales y el cambio de mentalidad de muchísimos pescadores a la hora de afrontar una jornada de pesca que puede que las truchas sigan siendo igual de listas, soporten mayor presión de pesca y sean más escasas, pero es que nosotros lo hacemos ahora mucho mejor que antes.
28 oct, 2024
Hay pescadores que son optimistas por naturaleza. No se puede hacer nada con ellos. Son así. A lo largo de mi vida he podido ir viendo diferentes ejemplos de esto, y como habitualmente escribo sobre cosas que me han preguntado alguna vez o sobre cosas que me llaman mucho la atención, no puedo dejar que acabe el año sin que los pescadores optimistas tengan su lugar por aquí. En mi opinión, los más optimistas de todos son los que siguen llevando un buen surtido de diferentes imitaciones de Ephemera danica en sus cajas. Creo que lo comenté en otro artículo. He visto en mi vida tres eclosiones de danicas y en ninguna de ellas vi una sola trucha que se interesase por alguna de las naturales. Obviamente mi experiencia no es representativa, pero dado que en los últimos veinte años me han pedido que hiciese imitaciones de este insecto dos veces, sí me tomo esto como una muestra mucho más representativa que mi propia experiencia para llegar a la conclusión de que hay que ser optimista de cojones para contar con sacarle partido a todas esas imitaciones de la danica en todas sus fases. Otro ejemplo de pescador optimista es aquel que siempre utiliza terminales del 0.18 o 0.20 porque cuenta con que cada día que sale la río le va a entrar el pez de su vida. En el 99.99% de los casos les valdría con un 0.12 para las truchas que sacan, pero ahí siguen como mosqueros impenitentes aferrados al hilo gordo porque nunca pierden la esperanza de que un pez de un par de kilos aparezca para llenar de razones su optimismo. También podríamos poner como ejemplo de pescador optimista al que tiene como anzuelo de cabecera el TMC 2499SPBL, o alguno similar en cuanto a resistencia, porque igualmente piensa que cada vez que vaya al río va a clavar algún pez digno de ese anzuelo. Otro ejemplo de pescador optimista es el que sigue yendo a alguno de los ríos asturianos en los que todavía queda algún reo despistado, cada vez menos, a eso de las nueve de la noche contando con que va a haber una eclosión del carajo y va a tener el sereno de su vida con peces cebándose como locos por todas partes. Creo que hace trece años que tuve uno de esos serenos por última vez, aunque también es cierto que yo ahora voy cuatro días al año y no cuatro por semana como iba antes. Pero los pescadores optimistas no están únicamente entre los mosqueros. Un ejemplo claro de pescador optimista es el pescador de spinning que compra triples de recambio para cuando se le oxiden los anzuelos que traen de fábrica sus señuelos. La realidad es que en la mayor parte de los casos nunca se llega a utilizar esos triples de recambio, porque lo más habitual es que los flamantes y caros señuelos japoneses terminen enganchados en alguna roca, algún alga o en la boca de algún pez, mucho antes de haber alcanzado la edad suficiente como para que sus triples debieran ser cambiados. Volviendo a la pesca con mosca tenemos también como ejemplo de pescador optimista al que intenta poner la mosca al alcance de un pez que se ceba a veinte o veinticinco metros. Y aquí se da un doble optimismo. Por un lado, el optimismo de creer que esa mosca va a derivar medianamente bien y que va a ser capaz de ver la calidad de esa deriva a semejante distancia. Algunos hasta se atreven a decir a esas distancias que el pez ha puesto el morro a dos centímetros de la mosca y que seguramente la ha rechazado porque el cuerpo llevaba dos pasadas del 431, lo que hace que quede muy oscuro al mojarse, y que si llevase solo una pasada, habría tomado la mosca 100% seguro. Por otro lado, está también el optimismo que les hace pensar que en el hipotético caso de que el pez hubiese tomado la mosca, podrían haberlo clavado sin problema y que el tiempo para llevarlo a la sacadera va a ser breve. Otro pescador optimista, y de este tipo cada vez hay más, es el que va tan contento con su caña de 9'9" línea 1 a pescar en una zona en la que abundan truchas por encima del kilo. Yo soy un gran fan de este tipo de cañas, pero no se me pasaría por la cabeza llevar una caña así para pescar el Sil, el Miño o cualquier otro donde las probabilidades de clavar un pez monumental sean elevadas. Y como más arriba hablaba de los que van con el hilo gordo pensando que en cada lance van a clavar el pez de su vida, tenemos también el caso contrario: los que piensan que con un 0.09 pueden sacar sin problema cualquier pez que claven. Que a ver... Algunos se sacan, pero ¿a qué precio? Incluso cuando hacemos compras de material en muchas ocasiones nos asalta un optimismo que en muchos casos está más que injustificado. Nos pasa cuando compramos una bolsa de diez gramos de cdc pensando que todas las plumas van a ser utilizables, cuando hacemos un pedido de cientos o miles de anzuelos pensando que no va a haber ninguno defectuoso o cuando creemos que todas las bolas de tungsteno de la bolsita son efectivamente de tungsteno al 100% o que todas pesan lo mismo. Y el más optimista de todos es el que se gasta una buena pasta en un vadeador pensando que le va a durar varias temporadas sin hacer agua. También te digo, ¿qué sería de la vida sin un poco de optimismo?
27 oct, 2024
Esto no sé yo si tendrá algún interés pero como es algo que de vez en cuando me preguntan en algún mensaje de Facebook, pues voy a dejar por aquí la explicación que doy normalmente como respuesta, por si a alguien le sirve. Tiene que ver con las novedades del mercado, sean anzuelos, cañas, carretes o lo que sea. La pesca con mosca debería ser una actividad asociada a un mínimo grado de paciencia. De hecho para mí es las tres P's: Paciencia, Perseverancia y Persistencia. Ahora nos interesa lo de la paciencia. Como se supone que todos nosotros somos unas personas mínimamente pacientes, deberíamos suponer también que no vamos a perder el culo comprando todo lo que sale nuevo al mercado. Sí, sí. Ya sé. Todos sabemos que no es lo ideal pero todos lo hemos hecho. Tengo que confesar que cuando salió la Soldarini Xul Sensytip la compré casi recién salida y sin tener ninguna referencia, pero normalmente intento no hacerlo nunca así. Te explico por qué. Tengo varios amigos que compiten en un aceptable nivel. Alguno de ellos ha estado en Alta Competición Nacional y cosas así, y muchas veces les hago algunas moscas que me piden. Sucede con los pescadores de competición, al menos con los que yo conozco y tengo una relación de amistad, que siempre están buscando cualquier mínima cosa que les pueda dar un pez más. Y un objeto de deseo habitual son las novedades en los materiales para el montaje de moscas. Así que durante unos ocho o nueve años no me quedaba otra que comprar todo material de montaje nuevo que aparecía, especialmente si era algo que sirviese para hacer perdigones, e ir probando lo que funcionaba y lo que no, para tratar de ayudarles a encontrar ese pez más. Estar metido en esa rueda de comprar y probar todo lo que sale es carísimo y absolutamente agotador. Y además es muy poco práctico. Por dos motivos. El primer motivo es que nueve de cada diez materiales nuevos que pruebas no mejoran en nada los resultados de otros materiales que ya tenías. El segundo motivo es que esto puede llevarte a situaciones absurdas en las que alguien te dice que alguien le ha dicho que no sé qué lámina pesca la de Dios, y resulta que esa lámina salió al mercado hace tres semanas. Que tú te quedas pensando: "Coño, ¿tan rápido la han probado ya en todo tipo de escenarios y en todo tipo de metereología para saber ya que pesca la de Dios?". Ya te digo que yo estuve metido en ese rollo unos cuantos años y acabé pasando del tema por completo. Tengo una docena de modelos que pescan un montón y de lo que voy probando no encuentro nada que los mejore, así que hace seis o siete años que paso de comprar ninguna novedad salvo que alguien me lo pida específicamente y que me dé un testimonio muy claro acerca de lo bien qu funciona. Mira, para que te hagas una idea. Si sale un modelo nuevo de anzuelo y alguien en quien confío me dice que va bien, compro ese anzuelo en cuatro tamaños. Y lo compro en cuatro tamaños porque en muchos anzuelos no hay problema de que se abran en el 18 o 20 pero ese problema sí existe en el 14 o el 16. Luego, los utilizo solo para mí una temporada, y cuando yo los he usado una temporada entera le mando a algún amigo moscas hechos con ese anzuelo para que lo pruebe. Si me dan el OK, meto ese modelo de anzuelo entre los que uso habitualmente y si alguno pone pegas lo descarto. O sea, hablamos de unos dos años de pruebas por varias personas para que yo meta un anzuelo entre los que habitualmente uso. Si alguno dice que se abre, que no clava bien o lo que sea, lo descarto. O si me gusta mucho a mí, lo sigo usando solo para mí. Con las cañas o carretes pasa un poco lo mismo. Intento evitar a toda costa cualquier modelo nuevo que salga al mercado al menos hasta que lleve una temporada entera disponible para la compra. Así, en ese tiempo, puedo tener alguna referencia de alguien de confianza y también puedo ver si se llena el mercado de segunda mano de cañas o carretes de un modelo determinado, porque eso suele ser indicativo de que a aquellos que compraron el producto en un primer momento, no les ha gustado. Además, a mí la mayoría de cañas no me duran más allá de unos cuantos meses, así que también me interesa tener productos que me gusten, y que en caso de querer venderlos o cambiarlos tengan buena salida. Si son modelos de los que cada semana ves alguna caña en venta, ya me interesan mucho menos. Y esto lo aplico a casi todo: cañas, carretes, líneas, vadeadores, botas... No me interesa nada tener el último modelo, sino el modelo que ha probado mucha gente y está dando buen resultado, siempre que se adapte a lo que a mí me gusta. Muchísima gente usa los chest-packs de C&F y yo ya he comprobado que para mí no son cómodos, de modo que por muy contentos que estén sus usuarios, no es un producto para mí. Y eso que C&F es una de las tres o cuatro marcas que recomendaría sin dudar. A lo que voy con todo esto es que no siempre lo más conveniente es tener el material más moderno, sino el que mejor se adapte a tus necesidades. Y, además, haciéndolo así se ahorra mucho dinero, porque estar siempre a la última, como decía al principio, es muy cansado y sale muy caro.
26 oct, 2024
Hay una situación de pesca que muchos pescadores incluso evitan. Seguramente todos conocemos a alguno que cuando llega en los meses de verano a un tramo en el que el agua del río apenas se mueve, directamente se salta esa zona y sigue buscando aguas arriba una zona con algo de corriente en la que poder pescar más cómodamente. Y es cierto que ante uno de estos tramos básicamente hay dos opciones: sufrir como un condenado tratando de pescarlo con moscas que podríamos decir convencionales, o poner un escarabajo. Y digo escarabajo por centrar el tiro de alguna manera, ya que lo que aquí diga para el escarabajo podría aplicarse igualmente a montajes tipo saltamontes, grillo o cualquier otra imitación de un insecto terrestre. Siempre me ha gustado pescar ese tipo de tramos de aguas lentas, prácticamente paradas, en las que posas la mosca y ésta apenas se mueve y que exigen al pescador bajos larguísimos y el mayor sigilo y discreción que sea posible, a menudo acompañados del uso de moscas diminutas, pequeñas ninfas sin plomar que pescan unos centímetros por debajo de la superficie y cosas así. Y cuando consigues clavar un pez en esas circunstancias, sienta como Dios, no nos engañemos. Casi se te hincha el pecho. Pero lo más normal es que la mayor parte del tiempo lo pases sufriendo como un perro. Afortunadamente, para esos momentos en los que lo único que queremos es no sufrir demasiado, tenemos los escarabajos y otros bichos de todo pelaje, que nos van a sacar del apuro de forma mucho más sencilla que si nos empeñamos en los lances largos, los bajos larguísimos y las moscas diminutas. Pero pescar con un escarabajo requiere un cambio de enfoque que al principio puede costar un poco. En muchas ocasiones no se trata de posar con delicadeza, sino de provocar un sonoro "plop" que a menudo hace que los peces se desplacen incluso varios metros para ir a ver qué es eso que ha caído al agua haciendo tanto ruido, y en muchas ocasiones termina viendo cómo abren una boca en la que entra el escarabajo del 10 como igual que una bola del pin ball cuando ves que va bajando por el puto medio para colarse irremediablemente por el agujero sin que puedas hacer nada. Eso sí, hay que tener en cuenta que lo del "plop" no funciona siempre. En mi caso al menos. Cuando se trata de escarabajos de muy pequeño tamaño, en un 16 o 18, me han funcionado mejor montajes en cdc o pelo de ciervo que posan de manera mucho más discreta. Incluso en algún caso el quid de la cuestión estaba en utilizar alguno de esos escarabajos en cdc empapándolos primero para que se fuesen hundiendo poco a poco porque era así como mejor funcionaban. Pero aparte de esas situaciones concretas, el escarabajo de foam en el 10 o el 12 te puede sacar del apuro en esas zonas de agua parada en las que con otras moscas te puedes volver loco para conseguir clavar un pez. Y en las zonas en las que yo los he usado, cuanto mayor sea la temperatura, mejor funcionan. O sea, es una mosca que funciona cuando se supone que las condiciones de pesca presentan el mayor grado de dificultad: verano, río corto de agua, tramos de agua parada, calor... Solo teniendo eso en cuenta yo no dudaría en meter en la caja al menos media docena de ellos. Pero es que además tiene otras ventajas. La primera es que el bajo ya no hace falta que sea tan largo. Para conseguir el ansiado "plop", al menos en principio, un bajo de longitud intermedia te va a facilitar bastante la tarea. Diría que en torno a 450 centímetros sería lo ideal. En algunos casos incluso menos. Además, no necesitas que el terminal sea extremadamente fino. Normalmente los utilizo con un 0.12 y sin problema. No son moscas que miren y remiren casi con lupa, sino que cuando el pez acude atraído por el "plop" suele coger la mosca sin muchos miramientos. Y, por último, son moscas grandes así que son fáciles de ver incluso para los que disfrutamos hace años de una miopía galopante. No son moscas que utilice con demasiada frecuencia, pero nunca iría tranquilo a pescar en verano y principio del otoño si no llevase al menos una docena de escarabajos en la caja.
25 oct, 2024
Nunca me he planteado publicar ninguna entrevista aquí en la web. No porque no haya pescadores a los que me gustaría preguntarles unas cuantas cosas, sino porque yo no tengo la preparación ni los conocimientos como para hacer una entrevista y que la cosa quede medianamente interesante. Creo que no podría llegar al nivel mínimo exigido de respeto que merecerían el entrevistado y el lector. Hacer entrevistas bien me parece una de las cosas más difíciles que hay. En España creo que solo hemos tenido un par de buenos entrevistadores, al menos desde que yo tengo memoria. Y uno de ellos ya está muerto. El caso es que tengo un amigo, uno de los del spinning, que es con el único que me plantearía hacer algo en formato entrevista, aunque más sería una charla entre compañeros. Y me lo plantearía hacer con él porque es un personaje entrañable al que me encantaría que mucha gente pudiese conocer. Pero bueno, todo esto es un poco fantasía, porque ni siquiera tiene redes sociales y no hace tantos años que cedió a la presión para tener un smartphone, que él seguía muy feliz en su planeta de las llamadas telefónicas y, como mucho, algún sms. Así que dudo bastante que se prestase a salir en pantalla. Ni siquiera en el formato charla distendida. Podría contar mil anécdotas. Unas más graciosas, otras que casi dan miedo... Pero me voy a centrar en una de las últimas, porque define al personaje completamente y, de paso, también nos define a todos nosotros y un poco a la sociedad en la que vivimos. Entre el grupo de amigos y conocidos del norte de España con los que hablo principalmente de spinning en agua salada, aunque alguno también pesca algo en agua dulce, se pusieron de moda hace un par de años o algo más las botas esas de Adidas para barranquismo. Primero unas que eran amarillas y ahora son rojas, si no me equivoco. Es que yo no las tengo y a veces a duras penas recuerdo los nombres de los modelos que uso yo, así que imagínate para acordarme del nombre de cosas que no tengo. Pues bien, cuando le insistieron a este hombre que os dijo, que se llama Jose, así, sin tilde, como lo decimos los asturianos, su respuesta fue que él iba a empezar a pescar con Crocs, y que le iban a durar a él más las Crocs de treinta euros que a los otros las botas de no sé cuánto, que no sé ni lo que cuestan. El cachondeo fue general porque nadie lo tomó en serio. Hasta que mandó una foto en el pedreru con las Crocs en los pies y unos escarpines de esos de bodyboard por debajo. Cuando le dijeron que se iba a matar con eso entre las rocas, la respuesta vino más o menos a ser que él ya andaba "pol pedreru" antes de que a nosotros nos salieran pelos en los huevos. Y que toda la vida había usado alpargatas de suela de esparto o las cangrejeras aquellas de goma de los setenta y los ochenta. Han pasado entre dos y tres años de esto, y todos los demás han repetido con las Adidas y él sigue con el misml par de Crocs. Dice que no patinan nada y que aguantan la de Dios. Y que ha gastado la mitad de la mitad de la mitad que todos los demás. Creo que está pensando ya en comprar el segundo par. Yo he probado un par de veces, en verano, cuando voy en bañador, y puedo decir que si no estás en una zona muy mala es una idea cojonuda. Si eres de los que les gusta jugarse la vida bajando por donde no baja nadie, no sería una opción muy recomendable, pero para los que tenemos cierto aprecio a la vida, la verdad es que teniendo la precaución de pasarlas por agua dulce después de cada uso para quitar el salitre, no hay nada más cómodo. Te cuento esta historia porque tanto en la pesca con mosca como en el spinning en agua salada nos bombardean constantemente con estímulos de todo tipo para que compremos lo último que ha salido, el producto que está de moda o lo que sea, porque es muy facil hacernos pensar que si no vamos uniformados al igual que el resto de la manada, es probable que no se nos permita formar parte de ella. Y yo cada vez admiro más a todas estas personas que son capaces de mantenerse al margen y tomar sus propias decisiones, basándose en su experiencia, y no en lo que diga el influencer, la marca, el competidor o el pescador famoso de turno. Es muy difícil no ceder a los estímulos, pero cuando se consigue, es una experiencia completamente enriquecedora.
24 oct, 2024
Vamos a ver. Como a veces hablo mal de algunos productos, basándome principalmente en mis gustos y en mi experiencia como usuario de los mismos, algunos creen que tengo algo en contra de esta marca o de la otra. Yo no tengo nada en contra de ninguna marca, pero como a todos, hay cosas que me gustan y cosas que no. Y ahora no hablo solo de los productos. Por ejemplo hay alguna marca que me cae como una patada en los cojones por el rollito ese que llevan de salvadores del planeta mientras fabrican todo en Asia, es decir, les interesa ganar la mayor cantidad de dinero posible, y no salvar el planeta, ya que si les interesase esto tratarían de que todos sus productos fuesen de fabricación local y fomentar otro tipo de fabricación y de consumo. Yo he trabajado durante muchos años en un pequeño laboratorio y todos nuestros productos estaban fabricados al 100% en España, desde los botes, cajas o blísteres en los que se envasaban, el producto en sí mismo ya fuese formato cápsula, polvo o el que fuera, hasta las etiquetas y demás. Así que si una pequeña pyme puede hacer esto, también debería estar al alcance de muchas otras empresas. Y si no quieren porque anteponen la rentabilidad a cualquier otra cosa, que no vengan con monsergas. Pero bueno, para que quede claro, voy a ir dando mi opinión de algún producto de algunas de las marcas que he ido usando a lo largo de los años, en las que haya un producto que me haya gustado mucho y otro que no me haya gustado nada, para que así quede claro que no tengo nada en contra de ninguna, ni a favor, sino que simplemente trato de opinar libremente y con sinceridad sobre las cosas que me gustan y las que no. Empiezo por Simms, por ejemplo. Me encantaba el chaleco vertical guide, no el vertical máster de bolsillos rígidos, sino el vertical guide de bolsillos blandos. El mejor chaleco que he tenido. Me salió espantosa una riñonera que vendían como específica para agua salada, una que era como plateada y naranja, a lo mejor alguno se acuerda del modelo. El caso es que después de dos o tres usos en agua salada las cremalleras se jodieron, así que eso de que era específica para agua salada, nada de nada. De Vision me ha dado un resultado increíble el vadeador Havu y me horrorizan hasta el espanto más absoluto las cañas Nymphmaniac. También el chest-pack Mycket Bra me parece el mejor del mercado en relación calidad/precio. Fishpond fabrica el mejor chest-pack que hay, el modelo Cross Current. La bolsa trasera un poco pequeña para mi gusto, pero es cuestión de gustos. En cuanto a calidad, el mejor que he probado. No me gustaron nada varios chalecos suyos antiguos que tuve, todavía conservo uno, porque es como si viviesen en su planeta y ni se preocuparon de diseñar los bolsillos de tal modo que entrasen en ellos las cajas C&F de tamaño grande. De Patagonia me salió buenísimo un vadeador antiguo, el Water Master II creo que se llamaba, que no he tenido vadeador que me saliese mejor, y me salieron malísimas unas botas que creo que se llamaba Ultra Light el modelo, o algo así, que las reventé en dos meses. De Maxia tuve una 10'2" línea 0 que era una fantasía de caña. La vendí por esas cosas que te calientas a veces y vendes una cosa para comprar otra y luego te arrepientes durante bastante tiempo. Después compré otra igual que había en venta de segunda mano, del mismo modelo, y era un puro infumable. Nada que ver con la primera que yo había tenido, a pesar de ser todo igual: modelo, medidas... De Sage tuve dos TXL, una TXL de la primera hornada y una TXL-F de la segunda, que están entre las diez cañas que más me han gustado de las que he tenido. Luego he tenido algunas otras que no me han gustado nada. De las Z-Axis tuve una y probé a fondo otras dos o tres y no me gustó ninguna. De Ross el Gunnison de antes del 98, el que tenía los seis agujeros en la parte de atrás, me parece un carrete increíble y ni era caro en su día ni ahora se ha puesto por las nubes. He probado un San Miguel de los modernos y pesa como media docena de muertos. Aparte de que no me guste el sonido ni el diseño, pero eso ya es cosa mía. De Lamson tuve un Velocity que era indestructible y un ULA que se desintegraba poco a poco pero sin pausa. De Guideline tuve dos Fario CRS de aquellas de seis tramos, en línea 6 y línea 4, que son las dos mejores cañas de más de cuatro tramos que he tenido nunca. Me prestaron un par de semanas un carrete Fario de esos de los actuales y me parece una vergüenza que lo vendan al precio que lo venden. De Redington me apasiona la Classic Trout de 7'6" línea 2. También tuve tres o cuatro Wayfarer, de cinco y seis tramos, que pondría sin duda entre las peores cañas que nunca haya utilizado. De Griffin me dio un resultado increíble el primer Montana Mongoose que tuve. Hice en él decenas de miles de moscas, y aunque estéticamente da pena verlo, de funcionamiento sigue en perfecto estado. Un Spider Cam o algo así que me compré como torno para llevar de viaje reventó en apenas un par de meses. De Greys tuve una Streamflex de 10' línea 2 que me apasionaba. La compré usada, no sé ya si de cuarta o quinta mano, a precio muy barato y creo que es la 10' línea 2 que más me ha gustado de las que he tenido. También tuve un carrete de esos de bobinas de plástico intercambiables, no recuerdo como se llamaba el modelo, que se quedó atrancado sin remedio en el tercer o cuarto día de uso. De Hardy he tenido uno de los que ha sido uno de mis carretes favoritos en toda mi vida, un JLH #6. También me compré un Ultraclick de esos que salieron hace tres o cuatro años y no tardé ni media hora en pedir a la tienda devolverlo una vez lo había recibido. De Orvis soy un auténtico apasionado de los carretes CFO y Battenkill fabricados en Inglaterra. Compré cuando lo sacaron el chaleco ese ultralight de bolsillos verticales y creo que no he tenido prenda de ropa más delicada que esa. Tras un par de trayectos cortos atravesando alguna zona de zarzas y maleza variada, parecía que me había estado revolcando con él como si fuese un jabalí en un charco de gasoil. Había quedado para el arrastre. Tampoco era demasiado cómodo si se llena a tope de su capacidad, aunque eso para mí no es problema porque al río me gusta viajar ligero. De Echo me encantaban las Echo II para agua salada, las que traían dos punteras con diferente acción. Luego se me ocurrió aceptar en un cambio por moscas una de ocho tramos en 9' línea 8, si no recuerdo mal, pensando que si iba con la mujer de vacaciones a algún destino pescable a mosca, esa caña cabía incluso en la bolsa de equipaje de mano. Pues bien, la pondría casi a la altura de las Wayfarer de Redington que decía antes. De Scierra he tenido unas cuantas cañas. Ahora parece que han desaparecido del mercado, pero durante años eran de esas marcas que sacaban modelos nuevos casi cada año y podías encontrar a precio de saldo los del año anterior. Me han gustado mucho las Matuka, alguna HM+, alguna Stonefly, alguna High Mile... Con las cañas no he tenido nunca queja alguna. Ahora con los carretes... Creo que no he tenido uno suyo que me haya salido ni medio bueno. De Soldarini me parecen muy buenas las Guide Xul Sentitip, sobre todo si tenemos en cuenta su precio. La pena es que para mí no valen por el maldito mango de corcho, que es excesivamente fino para mi gusto. Luego probé otro modelo de un amigo, que creo que es también de las series más baratas, que tenía una especie de tramo telescópico para variar la longitud de la caña. Todavía no he encontrado las palabras para poder describirlo. De JMC tuve una caña de 10' línea 3, creo que solo ponía Mouches de Charette. Una que venía en un tubo verde de plástico. En tres tramos. Creo recordar que se me rompió tres veces. Luego cambió de distribuidor en España la marca y adiós muy buenas, que de la última rotura ya no se hizo cargo nadie. A pesar de todo repetí después con aquella Triumph de 10' línea 2-3 y es otra de las que jamás debería haber vendido. De Seaguar siempre me espantó el Grand Max y siempre me ha dado buen resultado el AYU. De TFO me encanta algún modelo de la serie Finesse y conservo todavía una 7'3" línea 2. Tuve también una Professional de 10' línea 5 de las de la primera hornada que era terrible. De Thomas and Thomas tuve una Horizon de 10' línea 5 que era igual de terrible que la TFO, aunque mucho más cara, y tengo ahora una Horizon también de las de los 90, de 9' línea 5, que me encanta su acción pero que no puedo usar para pescar truchas porque salen volando al clavarlas una de cada dos, pero que me encanta para el barbo. De Vosseler he tenido varios carretes. Destacaría para bien un DC2 creo que era el modelo, aquel que te daba la opción de poner una bobina normal o una bobina Large Arbour. Destacaría para mal un DC1 que me dio todos los problemas que un carrete puede dar. De Gary Loomis las GLX clásicas que probé de dos tramos me encantaron todas. He probado dos de las modernas y no me gustó nada ninguna. Quizás has echado en falta que haya mencionado marcas como Winston, Hanak, C&F o Danielsson. En realidad no puedo hacer esta comparativa con ellas porque no tendría producto alguno que poner que me haya salido malo o que no me haya gustado. Tampoco me he querido meter en materiales de montaje porque se haría esto interminable. También hay unas cuantas marcas que no he podido poner porque no se me ha ocurrido ningún producto que poner en la parte buena. Pero bueno, aunque seguro que se me han olvidado varias, sirvan todos estos ejemplos para dejar claro que, como decía al principio, no tengo nada en contra de ninguna marca, si bien con casi todas he tenido productos que me dieron un resultado estupendo, y otros que habrían sido combustible cojonudo para la hoguera de San Juan.
23 oct, 2024
Debido a mi edad me tocó vivir una niñez en la que los viajes internacionales eran cosa de unos pocos y en la que la mejor manera de viajar era a través de los libros, cuando las posibilidades de tu familia en relación con los viajes consistían básicamente en destinos a los que se pudiese llegar en coche o en tren. Esto tuvo diferentes consecuencias a la hora de ver las cosas cuando fui completando mi proceso de maduración, si es que lo he completado. Por un lado, me ha hecho adorar el tren. Viajaría en tren sin parar si tuviese el tiempo y el dinero para ello. Por otro lado, muchos de los libros que leía en mi niñez fueron contribuyendo a crear una especie de espíritu aventurero que terminó por hacerme soñar con explorar los polos, las montañas más imponentes de La Tierra, descubrir una cueva con arte paleolítico que nadie hubiese visto antes o, más adelante, con pescar en lugares en los que no había pescado nadie. Era un bicho un poco raro, ya que otros niños y jóvenes de mi edad que también habían desarrollado cierta pasión por la lectura, no tenían entre sus autores habituales a Kurt Diemberger, Vladimir Arseniev o Vere Gordon-Childe. También me gustaban cosas normales. Jugaba al fútbol, me encantaban el baloncesto el ciclismo y la Fórmula 1, comer Nocilla untada en pan de pueblo o hacer parrilladas con los amigos con un buen montón de chorizos criollos, bacon, costillas de cerdo y cajas de sidra. Pero ese espíritu de exploración siempre estuvo ahí, aunque casi todo el tiempo permaneciese oculto en segundo plano. Asomó un poco después de sacarme el carnet de conducir, con 18 años, lo que me permitió en un radio de unos 200 kilómetros explorar todo monte y río que estuviese al alcance de la altura de los ejes y la tracción de un Seat Ibiza. Y a donde no llegaba el Ibiza, llegábamos a pie o en bicicleta. El caso es que se quedaron muchas cosas pendientes porque cuando eres joven es difícil disponer a la vez de tiempo y dinero, de modo que si tienes dinero no sueles tener tiempo, y si tienes tiempo es porque no tienes una mísera peseta que gastar. Luego descubrí que eso no solo pasa cuando eres joven, sino que continúa pasando habitualmente. Sobre todo en lo que se refiere a la falta de tiempo, porque cuando estás trabajando algo de dinero puedes ir juntando, pero el tiempo libre nunca es suficiente. Para el que disfruta de escaparse un fin de semana a Ámsterdam, o a Cáceres, esto no es problema, ya que con disponer de dos o tres días haces el apaño, pero para los que soñamos desde niños con hacer el trekking del Annapurna, el circuito de Torres del Paine o el Kungsleden, el hecho de no poder disponer de un mes o mes y medio para dedicarlo a alguna de estas actividades, supone un obstáculo insalvable. Además, como ya he dicho alguna vez, la palabra es el arma de comunicación más poderosa que existe. Ya sé que queda muy bonito aquello de que una imagen vale más que mil palabras, pero en mi opinión no hay afirmación más errónea que esa. La mayoría de los grandes éxitos y las grandes catástrofes de la Humanidad llegaron a través de las palabras. Y podemos coger el ejemplo que queramos: Hitler movilizando a las masas a través de sus discursos y provocando alguno de los episodios más vergonzosos que como humanos hemos tenido la desgracia de conocer, la Biblia o el Corán como herramientas para el desarrollo de dos de las religiones más importantes del mundo a través de la palabra, con todos los desastres que esto ha acarreado a lo largo de la Historia... El ejemplo que cada uno quiera. No ha habido grandes revoluciones, grandes catástrofes o grandes avances a través de una foto. Ni de un vídeo. E incluso aunque se haya dado alguno, serían necesarias a continuación las palabras para explicar ese avance a todos los que no sean especialistas en el tema en cuestión. Todo se sigue escribiendo. Todo se sigue narrando. La palabra siempre está en el centro de todo. Si no fuese así, seguiríamos teniendo películas de cine mudo y los periódicos serían una simple sucesión de imágenes sin más. A lo que quería llegar es lo siguiente. Cuando has pasado toda tu vida soñando con el Manaslu, el Madison, la Patagonia o el Amur, imaginando a partir de las palabras y visualizándote una y otra vez en distintos destinos para subir una montaña, pescar o simplemente caminar disfrutando los paisajes, y de repente, sin que hayas tenido tiempo de ir a casi ninguno de ellos, descubres a través de Youtube y otras plataformas, que ya nada es como lo habías imaginado ni como te contaron aquellos que habían estado allí cincuenta o cien años antes, pierdes cualquier motivación para hacer el esfuerzo económico y de disponibilidad de tiempo que requiere viajar a ninguno de esos destinos. Y por eso me interesan muy poco los viajes de pesca, o de aventura en general, tal y como actualmente están montados, donde todo está mercantilizado y donde el espíritu de aventura y exploración ha desaparecido por completo. Y creo que la pesca con mosca tiene mucho de esto. De exploración, de descubrimiento. Y cada vez se va perdiendo más. Y no solo si pensamos en el caso de los grandes viajes. También en lo cotidiano. Yo hace años que ya no digo a casi nadie a donde voy a ir de pesca. Me ha pasado un montón de veces que comentando con alguien a donde tenía pensado ir el siguiente fin de semana, lo primero que me ha dicho ha sido algo así: "Tienes que aparcar a la salida del pueblo tal, llevar las moscas tal y cual y Pascual, pescar entre este puente y el recodo que forma 500 metros aguas arriba de donde has empezado, sobre todo prestando atención a la orilla izquierda en tal sitio y a la orilla derecha en tal otro". Que nadie me malinterprete. Se agradece siempre esta colaboración. Yo mismo he llegado a enviar capturas de pantalla de tramos concretos a partir de Google Earth o Sigpac indicando donde aparcar, donde suelen estar los peces y todo eso. Por no hablar de la cantidad de moscas que he mandado cuando alguien me dice: "pues pesco aquí, aquí y aquí, así que mándame lo que tú creas que me va a funcionar mejor". Entiendo perfectamente pedir y ofrecer este tipo de ayuda entre amigos y conocidos, porque yo lo he hecho durante muchos años. Pero, a día de hoy, intento cada año visitar al menos diez ríos en los que no he pescado nunca antes, acudiendo sin ningún tipo de información previa y guardando un pequeño margen para todo lo que tiene que ver con la exploración, con el descubrimiento. Cuando llegas a un lugar en el que no has pescado nunca antes, y consigues una captura o cualquier otra cosa con la que no contabas o que no tenías mucha confianza en poder conseguir, se alimenta esa pequeña parte de exploradores que todos tenemos, y te vas a casa con sensación de haber encontrado un pequeño tesoro o haber hecho un pequeño descubrimiento. En mi caso, pocas cosas hay que me hagan sentir meior. Y no es necesario atravesar medio planeta para tener esa sensación de conquista, de descubrimiento. Esto puedes sentirlo al lado de tu casa. Casi diría que en todos esos destinos de aventura soñados hay actualmente tanta gente que igual te resulta más fácil tener esa sensación de descubrimiento en algún río de montaña de los Ancares o el Bierzo, en algún ibón perdido de Pirineos o en alguna cala o pequeña playa de difícil acceso, donde muy posiblemente haga semanas o meses que no ha habido nadie pescando.
22 oct, 2024
Llevamos ya unos cuantos cientos de años con la cosa esta de la pesca con mosca, e incluso si pensamos únicamente en la pesca con mosca moderna, como actualmente la entendemos, vamos ya camino de los doscientos años. Y sigue habiendo pescadores convencidos de que una parte prima sobre todas las demás. Y hay para todos los gustos. El que cree que lo único importante es la mosca. El que cree que lo único importante es el bajo de línea. El que cree que lo único importante es la lectura del agua. El que cree que lo único importante es la experiencia. El que cree que lo único importante es la presentación. O el que cree que lo único importante es el lanzado. Quizás te llame la atención que haya separado lanzado y presentación, así que empiezo por esta parte. Lanzar como ejercicio gimnástico basado en la simple repetición y el desarrollo de la memoria muscular necesaria está muy bien. Como quien tira con arco o quien hace tiro al plato. Todos estaremos de acuerdo que por muy bueno que seas tirando al plato o en el tiro con arco, eso nunca te convertirá en un gran cazador. Es por esto por lo que considero que enfocar todo en el lanzado es una gran pérdida de tiempo si de lo que se trata es de convertirse en mejor pescador. Pero es que, además, lo más probable es que te resulte complicado dar con un instructor de lanzado que te vaya a decir que tu principal objetivo debería ser apartar la línea todo lo posible de la ecuación. Y con apartar la línea me refiero a no utilizarla siempre que esto sea posible, no a aprender lo suficiente como para reducir su mala influencia en tus presentaciones. Te van a enseñar mil lances de presentación adecuados a cada tramo de río que estés pescando, aparte de los fundamentos básicos del lanzado, supongo, pero ninguno va a entrar en el meollo fundamental de la cuestión, que es el hecho de que en muchas ocasiones se puede pescar sin la línea, tanto para pescar a seca, como para pescar a ninfa como para pescar en tándem. Y no hay mejor manera de quitarse la línea de en medio que dejarla metida en el carrete. Obviamente no sirve para todos los escenarios y condiciones, pero sirve para muchos. Y no hay mejor presentación de una mosca seca, una ahogada, una emergente o lo que sea que aquellas en las que la línea queda metida en el carrete y el bajo de línea apenas toca el agua. Luego también tenemos a los que lo fían todo a la mosca. He venido observando con el tiempo que cuantos más años de río tiene un pescador menos le importan las moscas. No se cumple en todos los casos, claro, pero al menos en lo que yo conozco esta es una afirmación que se ciñe bastante a la realidad. Para no meter a nadie más en jaleos, hablaré únicamente por mí mismo. Yo fui un puto enfermo de la mosca. De la mosca exacta. De la mosca realista. No de la mosca realista como esas que parecen microesculturas dignas de cualquier museo. De la mosca realista en lo que se refiere a tamaño, silueta y color. En lo que se refiere a tratar de buscar la mejor imitación posible del insecto concreto que estuviese eclosionando en cada momento. A día de hoy, muchas veces, ya decido en casa con qué moscas voy a pescar en la siguiente salida de pesca, y rara vez necesito usar ninguna más. Básicamente porque saco al portamoscas una docena y media de moscas con los tres o cuatro modelos que tengo pensado usar ese día, y no suelo necesitar recurrir a la caja para buscar otras moscas casi nunca. También he sido un enfermo de los bajos de línea. He pasado por todos los aciertos y errores que se pueden cometer en la confección y uso de los bajos de línea, he probado docenas de recetas y tipos de bajos de línea y al final me pasa un poco como con las moscas. Cada año que pasa me va dando todo más igual y al final echo mano de cualquier cónico que tenga por casa, siempre que se conserve en buen estado, y le añado dos o tres tramos en función de lo que mida el cónico y su grosor final, y listo. Y he dejado para el final lo de la lectura del agua o la lectura del río o como lo quieras llamar. Esto es igual de importante o más que todo lo demás, pero es lo único que no se puede contar ni enseñar. Y digo que no se puede contar ni enseñar porque muchísimas veces me ha pasado que estaba pescando con alguien, tanto con pescadores con muchísima experiencia como con otros que no habían pescado a mosca ni media docena de veces, y todos ellos han sacado peces en sitios en los que yo no habría posado la mosca ni en sueños. Y al contrario. Yo he sacado peces donde ellos no habrían tratado de poner su mosca. Cada uno tenemos una forma de pescar y una forma única de interpretar el río que tenemos delante de nosotros. Es absurdo intentar empeñarse en que alguien lo vea del modo que tú lo ves, porque a lo mejor no está en su naturaleza ver lo mismo que tú ves. A mí ya se puede empeñar el mejor profesor de canto del mundo en enseñarme a cantar que seguramente el resultado final sería que yo no daría una nota en el sitio y él acabaría suicidándose. Puedo escuchar una melodía y silbarla tal cual o tocarla en la guitarra de oído, sin necesitar la partitura, pero soy absolutamente incapaz de cantarla. Y no solo eso, soy incapaz de escuchar mi propia voz para tener una mínima consciencia de si estoy cantando esa melodía bien o mal. Pues con la lectura del agua pasa un poco lo mismo. No todo el mundo tiene esta capacidad igual de desarrollada ni sirve que uno que la tenga muy desarrollada trate de enseñárselo a otro que a lo mejor ni siquiera tiene la capacidad de desarrollarla. Pero bueno, tampoco pasa nada. A quien le cueste interpretar donde podría estar un pez y como será su comportamiento previsto, tiene la solución muy fácil: si no eres capaz de leer el río lo solucionas de forma muy sencilla posando tu mosca en todas las posturas posibles. Y, de hecho, ni siquiera estoy seguro de que esto no sea al final más eficaz que fiarnos de nuestra lectura del agua. El que es consciente de que no se le da bien lo de leer el río y va posando sus moscas en todas las posturas posibles que le va ofreciendo el río, a lo mejor tiene al final más opciones de capturar peces que aquel que lo fía todo a su experiencia y solo posa sus moscas allí donde cree que le van a dar un pez. Y todo esto sin entrar en lo que pueda significar ser un buen pescador, que sería tema para otro artículo o para varios.
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