No hace tanto tiempo, la mayoría me pedía veinte modelos de moscas, cuatro moscas por modelo.
Ahora, la mayoría me pide cuatro modelos de moscas, veinte moscas por modelo.
¿Son menos listas las truchas ahora que antes?
No.
Somos más listos nosotros.
La pesca con mosca, al menos en los círculos en los que yo me muevo, ha ido evolucionando en una dirección en la que las moscas cada vez importan menos.
Y digo en los círculos en los que yo me muevo porque soy también consciente de que quedan muchos pescadores con un enfoque más clásico, y que siguen entendiendo la pesca y las moscas del mismo modo que lo aprendieron hace años. Simplemente se trata de que unos no quieren pensar demasiado en la mosca, y por eso quieren modelos de esos que pescan casi siempre como el 249, el 4122, las orejas de liebre, los barones... Y otros siguen disfrutando con esa parte de buscar la imitación exactísima y más fiel a lo que supuestamente están comiendo las truchas en un determinado momento.
Y que nadie me malinterprete, por favor. Las moscas son importantes. Pero diría que ya no tanto el modelo concreto o que supuestamente se parezcan a una especie u otra, sino más bien desde el punto de vista de su comportamiento en el agua.
Y dentro de comportamiento meto tanto lo que habitualmente conocemos como "sensación de vida", así como el propio comportamiento de la mosca en lo que se refiere a su flotabilidad, visibilidad, durabilidad y demás.
¿Por qué tiene tanto éxito el Fly-Rite 34?
En primer lugar, porque pesca. Pesca mucho. En segundo lugar, por su facilidad de uso. Puedes sentar frente a un torno a una persona que no haya hecho jamás una mosca y si le vas dando indicaciones podría hacer una emergente en Fly-Rite sin demasiado problema. En tercer lugar, por su versatilidad, ya que lo mismo sirve para montar pardones que para montar bétidos, lo mismo sirve para montar adultos, ninfas, emergentes... Y no digo que se parezca al color exacto de determinadas especies, sino a que he visto pescar con éxito con ese material usándolo para pardones, bétifos y otras moscas. En cuarto lugar, por su disponibilidad, ya que es un material al alcance de cualquiera. En quinto lugar, por su flotabilidad. En sexto lugar, por su durabilidad, ya que una mosca hecha con Fly-Rite te puede aguantar docenas de truchas sin mostrar demasiados signos de deterioro.
Y hacia esto va cada vez más la cosa.
Pero es que si dejamos por un momento de lado a las moscas y pensamos en los equipos, todo se ha ido volviendo cada vez más delicado, más fino, más eficaz.
La mayor evolución, que casi ha sido una revolución silenciosa, se ha dado en los hilos. Hasta que llegó el Frog Hair yo nunca había tenido un hilo con el que poder pescar con grosores del 0.10 o incluso inferiores. No sé si estaba perfectamente calibrado, pero como sí sé que los demás que había en aquella época no lo estaban, podías usar terminales finos que más o menos aguantaban y no rizaban en exceso, ya que antes del Frog Hair había probado algunos hilos de Carp Fishing con diámetros finísimos, pero con unos problemas de rizado terribles.
Poco después de que apareciese el Frog Hair empezamos a tener en el mercado cañas que toleraban a la perfección el uso de terminales de ese tipo. Por mucho que quisieras pescar con un 0.09, si la caña que tenías era una Sage XP, una Thomas & Thomas Horizon o cualquiera similar de las que estaban de moda a finales de los años 90 o primeros 2000, lo más seguro es que esos hilos finos partiesen a la mínima que los forzases un poco más de la cuenta.
Ahora hay en el mercado cañas de 9'3" línea 0 o 9'6" línea 1 y cosas así, con punteras súper sensibles, incluso cañas con punteras macizas que ya existían antes en otras modalidades, y se puede pescar todo el año con un 0.11 como hilo principal sin preocuparse demasiado por el tamaño del pez que podamos clavar. Lógicamente, si clavas un pez de tres kilos, estarás jodido. Pero es que con un pez de ese tamaño estás también jodido pescando con un 0.16 y una caña de 9' línea 5. O yo al menos. Porque recuerdo haber clavado muy buenas truchas y reos, de entre dos y tres kilos, cuando pescaba con cañas de línea 5 y terminales del 0.14 o 0.16, y la realidad es que la mayoría de ellas partían el terminal más pronto que tarde. Igual que me pasa ahora si clavo algún pez de esos.
Y alguno ha salido, sí. Pero han salido más con los equipos de ahora, que con los de hace 25 años. Influyen más otros factores que el equipo en sí mismo: el lugar donde hayamos clavado ese pez, la experiencia del pescador, la calidad de los materiales, los nudos utilizados, el tipo de pelea que presente el pez... No todo depende únicamente del equipo que se esté utilizando. Es solamente un factor más, y no el más importante.
También llegó la pesca al hilo y nos permitió descubrir que se podían pescar muchísimos más peces sin tener necesidad siquiera de saber lanzar, ya que quitando la línea de la ecuación, que es la parte del equipo responsable del dragado de la mosca, las presentaciones de golpe mejoraron como de la noche al día. Y no pensemos en la pesca al hilo como únicamente la pesca con perdigones, que también se puede pescar al hilo en tándem con una seca y una ninfa e incluso con mosca seca.
Había un bajo de Fulling Mill de esos largos, creo recordar que era de 12 o 14 metros, que permitía pescar a seca perfectamente. Creo recordar que se llamaba Fulling Mill Tactical Presentation o algo así. Se podía pescar con este bajo a seca igual que con una línea del 1 o del 2, siempre que la caña fuese la adecuada. Creo que es uno de los productos que más me ha jodido que descatalogasen. Ya me jodió cuando lo retiraron del mercado, pero en los últimos años en los que ya se pueden comprar cañas con punteras maciza a precios bastante comedidos, me jode en el alma no tener ya ninguno de aquellos bajos, porque usarlo con una de esas cañas de 9'6" línea 0 con puntera maciza para pescar a mosca seca a corta distancia iba a ser una gozada absoluta.
Voy a empezar a mandar un email a Fulling Mill cada semana pidiendo que vuelvan a fabricarlo. Aunque eso ya lo hice con C&F pidiendo que volviesen a fabricar el portamoscas aquel de doble cara y no tuve ningún éxito. La única vez que me contestaron fue para pedirme que no enviase ya más veces el mismo email.
La pesca al hilo también sirvió para que mucha gente se diese cuenta de que se podían pescar truchas a dos y tres metros de distancia sin ningún problema, con todas las ventajas que eso también supone. Es más fácil llevar a la sacadera un pez que has clavado a tres metros que uno que has clavado a quince. Es más fácil clavar el pez si tienes la mosca a tres metros y la ves a la perfección que si la tienes a quince y más que verla, intuyes por donde puede estar pasando. Y es más fácil controlar la calidad de la deriva de una mosca que está a tres metros de tí, que la deriva de una mosca que está a quince metros.
Quedas como el puto jefe poniendo la mosca a quince o veinte metros, pero te va a costar mucho más ver si existe algún tipo de dragado o microdragado que haga que el pez pase completamente de tu mosca. En el caso de que suba, tu porcentaje de éxito al clavar se va a reducir bastante y, como es lógico, si clavas un pez a veinte metros tiene muchas más oportunidades de encontrar algún sitio en el que poder rozar el terminal para que se rompa o de poder liberarse del anzuelo, ya que la distancia desde la que tienes que ir acercándolo es mucho menor si lo clavas a tres metros.
Yo creo que pescar hoy es más sencillo que cuando yo empecé. Y eso que en muchos sitios hay muchísimas menos truchas. Pero ha sido tal la evolución de algunos materiales y el cambio de mentalidad de muchísimos pescadores a la hora de afrontar una jornada de pesca que puede que las truchas sigan siendo igual de listas, soporten mayor presión de pesca y sean más escasas, pero es que nosotros lo hacemos ahora mucho mejor que antes.