Hoy voy a echar un rato hablando de algo que no solo pasa en la pesca con mosca. Pasa en todos los ámbitos de la vida.
Que nadie se alarme, que hoy no habrá ejemplos con guitarras.
Muchas veces nos llaman más la atención las cosas muy complejas, antes que las simples. Tiene su lógica. Algo que parece difícil de fabricar o de conseguir tiene mayor poder de atracción que algo que podría fabricar o conseguir cualquiera.
En la pesca con mosca siempre ha sucedido esto. Esto no es culpa de las redes sociales. Siempre ha sido así. Siempre han llamado más la atención las moscas súper elaboradas, los lanzadores capaces de hacer seiscientas filigranas con la línea en el aire, los que se han ido a pescar sitios y peces que nadie había sacado antes, los que sacan las truchas más gordas del río...
Lo que queráis.
Yo no estoy libre de esta fascinación porque durante bastante tiempo fui una víctima más. Pero hace ya años que ninguna de estas cosas espectaculares me estimula lo más mínimo.
Lo difícil no está ahí. Lo impresionante no está ahí.
Cualquiera puede ponerse a inventar una mosca para pescar truchas mezclando mil materiales, buscando más captar la atención del pescador que del pez. Buscando más sentirse bien consigo mismo que ninguna otra cosa. Cualquiera puede hacerlo. De hecho, vamos a inventarnos una mosca seca para trucha ahora mismo. A lo loco:
En un anzuelo Hanak 130 BL del 18 montamos unas colas con micro fibbet's en gris medio abiertos en UV, luego cogemos dubbing Fly Rite número 43 y montamos una pequeña bolita junto a las colas y le damos con velcro en dirección a las colas hasta que todo el dubbing quede despeluchado formando una especie de exhuvia junto a los cercos. Para el cuerpo utilizamos el 893 de Gütermann de bobina de plástico brincado con el número 177 de Gütermann Tera 180. Sujetamos dos plumas de cdc gris natural hacia adelante, como si fuese para hacer unas alas en comparadun, y eliminamos los raquis. Volvemos al final del cuerpo y sujetamos nylon del 0.16 formando un lazo y una pluma de saddle gris medio con las fibras de una longitud un poco sobredimensionada, como si fuese para una mosca del 16. Montamos el saddle sobre la lazada de nylon con cinco vueltas subiendo hacia arriba y otras cinco volviendo hacia abajo para formar un hackle en paraloop. Volvemos con el hilo de montaje hacia el cdc y damos las vueltas necesarias hasta que el mechón de cdc quede en vertical. Para el tórax utilizamos dubbing de liebre con una mezcla que sea 30% pelo de oreja de liebre y 70% pelo de las mejillas de la careta y llevamos el hilo de montaje hacia la cabeza. Cogemos el lazo de nylon y con el paraloop al llevarlo hacia adelante separamos en dos las fibras de cdc formando unas alas en V y sujetamos el nylon en la cabeza. Con Glo-Brite #4 ponemos un indicador y hacemos el nudo final.
¿Va a pescar esta mosca?
De cojones.
¿Tiene algún mérito el invento?
Ninguno.
Lo que tiene mérito de verdad es haber inventado la ninfa de faisán. Con dos materiales, porque eso era lo que tenía el patrón original, hilo de cobre y fibras de la pluma de la cola del faisán, haber creado una ninfa que se ha hecho famosa en el mundo entero y que seguramente sea la mosca artificial con la que más truchas y tímalos se han pescado en los últimos 80 años.
Lo que tiene mérito de verdad es haber inventado la F-Fly, que con dos materiales, hilo de montaje y plumas de culo de pato, que es lo que tenía el montaje original, se ha convertido en una mosca seca de referencia para miles de pescadores de truchas y tímalos en todo el mundo.
Pero, ¡ojo! Esto no tiene nada que ver con la gilipollez esa del menos es más. Que con eso también hace años que nos la quieren colar. Menos no siempre es más. Pero más tampoco es siempre más.
De lo que se trata es de que las cosas tengan lo justo y necesario. Eso es lo difícil. Lo difícil es inventar el boli Bic. Ahí están los genios. Como Frank Sawyer con su Pheasant Tail o Marjan Fratnik con su F-Fly. Con lo justo y necesario han inventado algo que era perfecto desde su mismo origen. Como el boli Bic.
Todo lo demás son fuegos de artificio para alimentar el ego propio o para buscar dejar a los demás boquiabiertos. Pero todas estas cosas que te dejan boquiabierto en un primer momento, no tienen después un recorrido demasiado largo. Son como la pirotecnia. Disfrutas mucho viéndola, pero no te sirve para nada.
Y eso suponiendo que no tengas perro o que no tengas sensibilidad al ruido. Porque si estás en uno de estos casos no disfrutas con la pirotecnia ni viéndola.
Hay que escapar siempre que sea posible de los fuegos de artificio y buscar aquello que tiene únicamente lo justo y necesario. Eso sí es digno de admiración y de halago. Eso es lo difícil.