Todo el mundo se queja de que cada vez hay menos relevo en la pesca con mosca y que las nuevas generaciones no tienen el menor interés. Ya hablaba ayer de este tema. A mí no me va demasiado eso de quejarse, pero sí me interesa conocer un poco la realidad.
Es cierto que si miro los mensajes que recibo, diría que si hablamos de personas menores de treinta años la proporción sería más o menos de uno de cada treinta, pero es posible que yo tenga la realidad algo distorsionada, porque no utilizo TikTok, Twitch ni ninguna de esas cosas para nada y Facebook, que prácticamente es la única red social en la que mantengo una mínima actividad, es una red social para viejos.
Y luego lo que veo por el río no sirve de mucho, porque me gusta ir a pescar fundamentalmente a tramos a los que no va casi nadie, o si es un tramo que esté medianamente pescado, voy a horas a las que no va casi nadie o en momentos de la temporada en los que tampoco hay mucha gente. Ahora bien, en otras modalidades me encuentro gente joven pescando a montón.
Así que dejando a un lado mis propias percepciones, que seguramente estén distorsionadas, vamos a dar por bueno que apenas hay jóvenes pescadores interesados por la pesca con mosca.
Diría sin demasiado miedo a equivocarme que esto es un problema de la pesca con mosca, no de la pesca en sí, ya que en otras modalidades que practico esporádica o habitualmente creo que la cantidad de pescadores jóvenes es cada vez mayor. En el rockfishing cada año que pasa hay más pescadores practicando esta modalidad, y muchos de ellos son muy jóvenes. Mucho.
Si aceptamos que es más un problema de la pesca con mosca que de todas las modalidades de pesca, la primera barrera en la que pienso es en la capacidad adquisitiva de una persona joven. Cuando eres estudiante o estás en tus primeros trabajos lo más normal es no tener un céntimo (pongo un céntimo en lugar de un puto duro por si lo está leyendo algún joven). Y a día de hoy la pesca con mosca es una actividad muy cara. Durante los años 80-90 del siglo pasado era una actividad muy cara, luego diría que en la primera década de los 2000 se volvió mucho más accesible y a partir de 2013-2014 más o menos se ha ido encareciendo de nuevo progresivamente año a año.
Y digo lo de cara en comparación con los salarios que tenemos en España. Si una caña de mosca puede llegar a tener un precio casi igual que un mes del salario mínimo, no es que sea caro, es que es carísimo. Si yo tengo 18 años y 2000€ para gastar a lo mejor prefiero hacer algún viaje, pagarme una formación o comprarme un Opel Corsa de cuarta mano.
Y lo del Opel Corsa me vale para enlazar con la que creo que es la segunda barrera.
España es un país que ha ido concentrando progresivamente a la mayoría de la población en las ciudades, de modo que las nuevas generaciones cada vez han ido perdiendo más el contacto con el mundo rural.
En mi caso, toda mi vida viví a medias entre Gijón y Vegadeo, de modo que tuve el mismo contacto con el ámbito urbano que con el rural. Los amigos del pueblo pescaban casi todos. Unos a cebo, otros a cucharilla, algunos a buldó, unos en río, otros en el mar, otros en la ría... Entre los amigos de la ciudad no pescaba ni uno solo de todos ellos. No es que no pescasen, es que no tenían ni idea de nada relacionado con la pesca.
Volviendo al Opel Corsa: si un joven no dispone de medios propios para desplazarse hasta un río o un pantano, es muy difícil que pueda interesarse por la pesca con mosca, ya que no hay demasiadas ciudades en las que puedas ir caminando hasta un río en el que posar tus moscas. Sí, alguna hay, Ponferrada o León son las primeras que me vienen a la cabeza, en Gijón creo que sigue operativo el sin muerte del Piles aunque no sé si hay alguna trucha, me suena que en Burgos pescaban en pleno casco urbano y no sé si alguna más.
Y la tercera barrera somos nosotros mismos, que algo estaremos haciendo mal.
Si cada vez hay más gente joven pescando a rockfishing y no sucede lo mismo con la pesca a mosca, algo estaremos haciendo mal los pescadores a mosca para no transmitir correctamente la pasión por esta actividad.
Yo creo que durante muchos años se transmitió un mensaje completamente equivocado en el que se dejaba entrever que para poder pescar a mosca había que dedicarle mucho tiempo y mucho esfuerzo, cuando en absoluto esto es así. Yo creo que he acompañado a unos veinte pescadores en su primer día de pesca a mosca y todos ellos capturaron al menos una trucha en su primer día. La mayoría de ellos, de hecho, capturaron esa primera trucha a mosca seca, porque cuando acompañé a todos estos todavía no existía el boom de la pesca con ninfa y al hilo pescábamos cuatro frikies fuera del mundo de la competición. Hoy en día sería incluso más sencillo conseguir que alguien capture esa primera trucha en su primer día de pesca.
Ahora bien, si empezamos con gilipolleces de romanticismos, de purismos mal entendidos o de la necesidad de hacer no sé cuantas horas de práctica de lanzado para tener una mínima posibilidad de capturar un pez, todas estas cosas solo sirven para espantar a la mayoría de personas que se puedan interesar por la pesca con mosca, especialmente si se trata de personas jóvenes o muy jóvenes que se han criado con unos estándares muy diferentes a los de las generaciones anteriores.
Otras actividades que se desarrollan en la naturaleza como el senderismo, la escalada o el trail running no dejan de crecer en practicantes año tras año, y tampoco son especialmente baratas ya que se precisa de cierto equipamiento y también es necesario desplazarse desde la ciudad para practicarlas, así que cada vez pienso más que la principal barrera de entrada a la pesca con mosca la constituye el tipo de mensajes asociados a esta modalidad de pesca que muchos han estado transmitiendo durante demasiado tiempo.
Si de mi dependiese todo se reduciría a:
1) Cualquiera puede divertirse pescando a mosca y es muy sencillo poder hacerlo desde el primer día. No necesitas practicar, ni entrenar ni ningún esfuerzo adicional. Solo una caña, un río y unos peces.
2) No es necesario realizar una inversión enorme, porque con unas pocas moscas, una caña y un carrete cualquiera y una línea baratita se pesca sin ningún problema. En verano ni siquiera hacen falta botas o vadeador. Si pescas en lagos o pantanos, tampoco.
3) Con el nivel de estrés y los problemas de salud mental creciendo a pasos agigantados en nuestra sociedad, una actividad como la pesca con mosca tenemos que ser capaces de venderla como una actividad 100% mindfullness, con total concentración en el aquí y ahora, que permite olvidarse de todo mientras se practica, ya que requiere una concentración absoluta en lo que se está haciendo. Si incluso viene bien para soldados con estrés post-traumático, ¿cómo no te va a venir bien a tí que te tiene tu jefe hasta los cojones, andas comido por las prisas, con la ansiedad por las nubes y cada vez te cuesta más dormir?
Como dudo que todo esto cambie y que de repente los que llevan treinta años con el mismo mensaje, de repente empiecen a comunicar de una forma completamente diferente, lo único que se me ocurre es que de repente Red Bull se meta en esto de la pesca con mosca y pase como ha pasado en otras actividades desde que la marca austríaca se ha metido en ello.
¿A quién le interesaban las peleas de gallos hace quince años? No me refiero a las peleas de animales, sino a esas competiciones de improvisación sobre bases de rap o hip-hop. Era algo completamente marginal hace quince años y capaz de meter a quince mil personas en el Wizink Center o de tener cientos de miles de seguidores, o millones, en las redes sociales a día de hoy. Como el hermano pequeño de mi mujer ha estado en la final nacional en varias ocasiones, sé de lo que hablo, y he visto más o menos de cerca lo que ha cambiado lo de las peleas de gallos desde que entró Red Bull en escena.
Ojalá a la pesca con mosca le sucediese algo así, porque de lo contrario, no sé cómo vamos a hacer para que los jóvenes se apasionen con la pesca con mosca en lugar de apasionarse con el trail running, la PS5 o lo que sea. Y más cuando muchas de ellas serían actividades compatibles entre sí.