En un mundo ideal de la pesca con mosca todos los pescadores iniciarían su singladura como mosqueros tomando un curso de lanzado en su primer contacto con un equipo para pescar a mosca, aprenderían los rudimentos básicos y saldrían de ahí ya con unos cimientos bien asentados sobre los que desarrollar su práctica habitual de no menos de cuatro sesiones por semana.
Saldrían adiestrados y bien motivados.
Además, lo primero que harían cada vez que se acerquen a un río, como mandan los cánones, sería remover unos cuantos arbustos y media docena de piedras para ver de qué se compone la fauna local de macroinverebrados acuáticos y tratar de presentarle al pez lo que más se parezca a aquello de lo que se esté alimentando en ese momento.
Entrarían al río informados y bien aleccionados.
Por supuesto, la preferencia absoluta en cuanto a las técnicas de pesca siempre será la mosca seca, y solo en momentos muy puntuales sería admisible la pesca a ninfa a pez visto o la pesca con streamers, esto último únicamente en el caso de que el río se encuentre en unas condiciones no aptas para cualquier técnica de las citadas anteriormente.
Formarían parte de la más prestigiosa pureza mosquera.
En este mundo ideal todos los pescadores serían conscientes de que lo que diferencia a esta modalidad de otras es que en el caso de la pesca con mosca lo que pesa es la línea y no el señuelo.
No perderían oportunidad para afirmar que pescar al hilo no es pesca a mosca.
Por supuesto, la pesca al hilo no solo no estaría autorizada, sino que habría de estar absolutamente prohibida en todas las normativas de pesca en aguas continentales.
Porque es de villanos ir a buscar al pez allá donde esté alimentándose. Lo noble es ensayar todo el catálogo de lances de presentación hasta que alguna pobre trucha despistada se digne a mirar hacia arriba y vea pasar atada a una cuerda algo que pudiese ser comida.
En este mundo ideal, todos estos pescadores serían personas completamente concienciadas con el medio ambiente que jamás sacarían los peces del agua para desanzuelarlos, que se mojarían las manos antes de cualquier manipulación y que, en todo caso, siempre utilizarían sacaderas de malla sin nudos, a poder ser de silicona.
En este mundo ideal, todos esos pescadores formarían parte de asociaciones de pesca que trabajarían conjuntamente por el futuro de nuestros ríos. ¡Qué cojones! Habría una asociación única a nivel nacional, como si fuese el Politburó con el mismísimo Leonidas Breznev a la cabeza.
¿Te puedes creer que hay gente adulta que piensa que todo esto debería ser realmente así?
Peor todavía: hay personas adultas que no es solamente que crean que debería ser así, sino que piensan que podría ser así.
¿En qué planeta viven?
Conozco unos cuantos, y con todo respeto, lo que les diría es que su tiempo ya pasó.
Tuvieron la oportunidad de llevarnos a todos por ese camino y la desperdiciaron en aquella cosa llamada The Board, spanish version, y otras plataformas similares, en las que gastaron teclados y teclados de sus pc's para estar horas y horas debatiendo entre ellos mismos sobre la trayectoria recta de la puntera o cualquier otro asunto similar que no le interesaba a nadie.
Nunca se desperdició tanto conocimiento, talento y experiencia.
Si algo ha de ser un pescador a mosca, por encima de cualquier otra cosa, es adaptable. Adaptable a las situaciones que se le presenten en acción de pesca, pero también adaptable a cómo va evolucionando el mundo de la pesca en cada momento.
Más si lo que se pretende es formar a nuevos pescadores.
Porque querer llevar a la gente por donde tú digas, solo sirve para que al final nadie te haga demasiado caso y acabes pensando que el mundo está en contra tuya, porque el que tiene razón eres tú.
Tenía un amigo que siempre me decía: "si tú estás seguro de que tienes razón, ¿para qué te la voy a dar yo?". Era imposible discutir sobre nada con él. Aunque supieras que pensaba exactamente lo mismo que tú, jamás lo aceptaría. Pues alguno lleva veinticinco años con lo mismo. Ha convencido a una o dos docenas, pero ahí sigue inasequible al desaliento. Eso sí es de admirar, la verdad.
Pero termino ya con un ejemplo musical de esos que tanto me gustan.
A finales de los 70's llegó Van Halen. Y todo el que quería tocar la guitarra eléctrica quería ser Van Halen. O casi todos, que siempre sale alguno raro por ahí...
¿Qué hicieron la mayor parte de los profesores de guitarra? Pues aprender tapping, armónicos artificiales, dive bombs y muchas cosas más para poder enseñarlas a los niños y jóvenes que soñaban con ser Eddie Valen Halen.
Y se pusieron de moda las guitarras tipo superstrat, con sus humbuckers y su Floyd Rose. Y apareció Charvel, y luego Ibanez y todas las demás.
Seguro que hubo alguno de esos profesores que se empeñó en negarse a lo que estaba sucediendo y trató de seguir convenciendo a la gente de que los buenos eran Led Zeppelin y que la única guitarra digna de ser tocada era la Gibson Les Paul. Y quería seguir enseñando lo mismo sin ser consciente de que las cosas habían cambiado, y que ya no habría vuelta atrás.
Luego llegó Yngwie Malmsteen, y luego Satriani, Vai y demás.
Esto ha sucedido muchas veces en la historia de la pesca con mosca. Halford también negaba la ninfa. Puristas del bambú negaban la fibra de vidrio, o la de carbono.
Estos últimos años nos ha tocado padecer a los que han negado la pesca al hilo y el perdigón.
No puedo evitarlo. Siempre me los imagino como al Doctor Claw, el malo del Inspector Gadget, acariciando su gato mientras rumian su fracaso. Porque está claro que el mundo ha seguido adelante y ellos se han quedado pensando que los buenos eran Hendrix o Page, y lo eran, pero luego vinieron otros que no sé si eran mejores, pero eran distintos, y el mundo siguió girando. Y seguirá girando, y los que ahora se creen muy modernos en unos años serán unos dinosaurios y será el momento para otros.
Es ley de vida.