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Bajos de línea para pescar a mosca

3 de marzo de 2021
Si has leído el artículo que publiqué hace unos días sobre moscas muy efectivas que podemos atar utilizando solamente dos materiales, recordarás que empezaba diciendo que a menudo las cosas más sencillas son las que mejor funcionan. 

Esto intento aplicarlo a las moscas, al equipo que utilizo, a mi forma de pescar un tramo determinado de río y, sobre todo, a los bajos de línea. 

Si durante años me compliqué en exceso con las moscas, tratando de buscar siempre la imitación perfecta para utilizar en cada momento y lugar, no te puedes ni imaginar lo que me he llegado a complicar con los bajos de línea. 

Y tras probar decenas de formatos en mi bajo de línea, al final también en esto he llegado a la conclusión de que cuanto más sencillo, mejor. 

Por hacer un resumen rápido, he probado bajos trenzados de material sintético, bajos trenzados de seda natural, bajos torsionados, bajos anudados y bajos cónicos. 

¿Con qué opción me he quedado al final? 

Te cuento. 

- Bajos trenzados y torsionados. 

Los primeros bajos que empecé a utilizar y descarté hace ya muchos años fueron los trenzados y los torsionados (con una excepción que luego explicaré). 

Fueron los primeros que descarté principalmente porque me exigían estar engrasándolos constantemente para garantizar su flotabilidad y porque me daba la sensación de que proyectaban en exceso gotas de agua durante los falsos lances previos a la presentación de la mosca, e incluso cuando esta se posaba. 

No sé si influía o no en los peces, ya que no puedo meterme en el cerebro de un pez, pero desde mi punto de vista ese "efecto sifón", por decirlo de alguna manera, montaba una escandalera en los tramos de aguas lentas que a mi me gusta pescar, que no me resultaba aceptable. 

Únicamente sigo utilizando bajos torsionados, concretamente los modelos de Stuart Crofts comercializados por Luke Bannister, cuando utilizo líneas de seda natural o líneas Sunray modelo Jeremy Lucas. 

Para estos dos tipos de línea sí me siguen resultando útiles, y como al fin y al cabo son líneas que engraso para pescar con ellas, no me supone un gran sacrificio extra engrasar el bajo de línea también. 

Después del bajo torsionado añado tres o cuatro tramos anudados del 0/22, 0/178, 0/148 y terminal, y dadas las especiales características de estas líneas me permiten pescar perfectamente a mosca seca sin comprometer la presentación. 

Utilizo esta configuración en ríos pequeños en los que hay vegetación donde pesco a distancias muy cortas y a veces también en tramos que exigen pescar de punta. 

- Bajos anudados. 

Otra opción que he utilizado mucho son los bajos anudados. Con recetas propias y con recetas copiadas de otros pescadores, sacadas de diferentes páginas de Internet... Los franceses son unos maestros en esto. 

Si soy sincero posiblemente alguno se enfadará, pero mira, voy a ser sincero: muchas de las recetas que circulan por ahí sobre bajos anudados son un engañabobos de cojones. 

Me explico. 

Tengo recetas de tal o cual pescador que si las comparo con las de otro la única diferencia son 10 cm en el tramo del 0/20, o 5 cm en el tramo del 0/28, o misma longitud en todos los tramos pero en lugar de usar un 0/20 se recomienda para el mismo tramo un 0/22...

O sea, nimiedades. 

En fin, yo debo ser muy malo porque no he notado ninguna diferencia significativa haciendo estas pequeñas modificaciones, por lo tanto andar dando vueltas con todas estas recetas de máxima precisión para hacer bajos anudados me parece una pérdida de tiempo cojonuda.

Y más cuando los bajos de tres tramos de la tabla Excel que en su día creó Alejandro Viñuales permitían presentar la mosca con una precisión y delicadeza equivalentes a otros bajos anudados mucho más complejos que en algún caso desde el 0/50 o 0/45 del primer tramo hasta el 0/10 del terminal requerían el anudado de hasta diez o doce secciones de diferentes grosores y longitudes de hilo. 

Si el terminal es de un metro o de dos metros, sí noto diferencia, pero variaciones de unos cm en el largo de un tramo intermedio del bajo o unas décimas en el grosor de los tramos centrales, pues mira, no. 

Siempre que sea un bajo que esté bien equilibrado lo demás me parecen excesivas comeduras de cabeza. 

Y además hay recetas muy buenas para bajos progresivos, digresivos, descentrados, oblicuos, en doble carpado con tirabuzón invertido... 

De todo. 

Prueba dos o tres y si alguno te va bien, adelante. El de Pascal Cognard iba muy bien y con buscar en Google es muy fácil dar con la receta de ese bajo. 

Y por otro lado, tengamos en cuenta que los nudos siempre son el punto más débil de nuestro equipo, así que para mi, todo lo que sea eliminar nudos, mejor. 

Otra crítica que se podría a hacer a muchos de estos bajos es que parece que se trata de recetas inmutables, y que da igual si es un día de calma total o de vientos huracanados, si se trata de zonas de corrientes donde debes pescar casi constantemente posando y levantando o zonas de aguas casi paradas con derivas larguísimas de la mosca... 

Yo cambio muy poco de modelo de mosca durante una jornada de pesca, pero la configuración del bajo la modifico constantemente. 

Eso sí, el que ha sido yonki lo es para toda la vida, así que como buen yonki de los bajos anudados nunca podré desengancharme del todo y no hay año que no haga un par de bajos anudados para llevar en el chest pack (por si las moscas, aunque luego no los utilice). 

Y ya para terminar este apartado decir que siempre he asistido con asombro al hecho de que hay quien vende bajos anudados con alguna de esas recetas mágicas que funcionan en toda condición independientemente del tipo de río, de los peces objetivo, del viento que haga o de la habilidad como lanzador del cliente potencial. 

Mira que he tenido veces la tentación de comprar todos estos bajos, pasar cada tramo por el micrómetro y medir cada tramo, y publicar los datos de todos ellos sólo por tocar las narices. 

Pero igual alguno ha sido capaz de registrar el bajo en patentes y marcas o en el registro de propiedad intelectual y me meto en un lío. 

Porque luego, además, están las grandes preguntas: ¿Quién ha atado esos bajos? Y ¿qué marca de nylon han utilizado? 

No me fío al 100% ni de los nudos que hago yo mismo con los mejores materiales posibles, como para fiarme de los nudos que hagan los demás. 

A poco que se tenga algo de práctica puedes hacer unos 20 bajos anudados por hora, a 5 o 6€ el bajo... Anda que no sale rentable la hora de trabajo. Para que luego nos quejemos de que si las chaquetas o los vadeadores son caros. Pues no te digo nada los bajos de línea anudados que venden algunas marcas. 

Perdonadme si parece que me pongo un poco terco con esto, pero es que me imagino a un pobre muchacho de Taiwán o de Shenzhen que no ha visto un río ni una caña de mosca en su vida, pasando 16 horas al día anudando bajos de línea, a saber con que nylon, y que luego nos los quieran colocar a 6€ la pieza.

Veinte bajos por hora, ocho horas al día, trabajando 22 días al mes... Más de 20000 € al mes si no he calculado mal. 

Sí, ya sé que luego habría que venderlos, pero para eso ya están los de marketing. 

En fin, lo dejo aquí.

Lo que tengo claro es que yo no quiero bajos anudados de fábrica ni aunque me garanticen que los ha atado el mismísimo Lee Wulff resucitado. Cualquiera se fía de los de marketing...

- Bajos cónicos. 

Al final los bajos cónicos han sido la solución más simple y eficiente para mi. 

Creo que he probado los de todos los fabricantes que se pueden comprar en la tiendas españolas, y algunas otras marcas que aquí no llegan y hay que pedir fuera. 

Te digo las tres marcas que yo utilizo ahora, luego tú puedes probar las que te parezca: Maxima, Froghair y Trouthunter. 

Insisto, ninguna me paga, ni me hacen descuento ni nada que se le parezca. Estas me han ido bien por un motivo u otro y en cuanto encuentre alguna que me vaya mejor nunca volveré a usar estas. 

Mi fidelidad a las marcas de material de pesca únicamente dura hasta que otra me ofrezca algo que me funcione mejor o me guste más. 

Y no menciono aquellas que me han funcionado fatal por dos motivos: por no hacerle un feo a ninguna marca y porque lo que a mi me ha ido muy mal a ti puede haberte funcionado muy bien. 

Ahora que lo pienso, me encantaban unos que había de la marca Climax, pero hace años que no los he vuelto a encontrar y temo que lo que pueda quedar por ahí lleve caducado una década, si es que queda alguno. 

Eso sí, los cónicos, todos en nylon. 

No utilizo fluorocarbono nada más que para la parte del bajo que empieza donde acaba el cónico. 

Y las recetas bien sencillas: parto de bajos cónicos acabados en el 4X en 9, 12 o 14 pies, en los que hago una microlazada y a partir de ahí añado tramos de longitud variable del 0/148, 0/128, 0/117 o 0/104.

Generalmente después del cónico añado 50 cm de un primer tramo, 30 cm de un segundo tramo y el terminal. A veces solo un primer tramo y ya el terminal. Depende de cómo sea el río y del viento que haga. 

Estos tramos que añado al cónico son los que voy modificando sobre la marcha según las condiciones de cada jornada de pesca. 

Lo importante es esto: los voy modificando constantemente. 

El grosor del último tramo depende básicamente del tamaño de los peces objetivo pero lo que no varía nunca es que su longitud mínima es de 120 cm y en ocasiones la máxima llega hasta los 200 cm. Suelo empezar con un 0/12 de Ayu, que es mi terminal estándar, y si veo que es necesario bajo al 0/10 del mismo hilo. La otra opción para terminales es el Grand Max FX que uso en 0/15, 0/12, 0/11 y 0/10.

Por tanto, esto me permite moverme en bajos que van desde los cuatro metros hasta los seis metros y medio, más o menos. 

Y con esto cubro absolutamente todos los escenarios de pesca para pescar truchas y reos a mosca seca. 

Un último apunte: para líneas 4, 5 o 6 dejo los cónicos tal y como vienen de fábrica, pero para líneas 1, 2 y 3, les corto entre 20 y 30 cm en el butt, la parte trasera, la más gruesa, ya que muchos de ellos para líneas finas tienen, en mi opinión, una parte trasera excesivamente gruesa. 

- Bajos para ninfa. 

Aquí, como no compito, no tengo ningún tipo de limitación en cuanto a longitudes, ni obligatoriedad de usar línea y demás. 

Así que, de nuevo, he llegado a una solución lo suficientemente simple que me satisface y a la vez me permite reducir el peso transportado en mi chest pack al mínimo. 

Antes llevaba, como muchos otros, un carrete o bobina extra preparado para pescar al hilo y otro con línea para seca. 

Esto no estaba mal, pero pudiendo eliminar el carrete o la bobina extra, ¿por qué cargar con ella? 

Al final lo que llevo son tramos de ocho a diez metros de nylon de color rojo en grosor del 0/18 y de color verde en el 0/16. 

Tres o cuatro de cada una de las opciones siempre en el chaleco. Y uso uno u otro en función de las condiciones de luz y las condiciones de viento. Si hace viento, lo más fino posible y ninfas lo más pesadas que me permita cada tramo para evitar que se forme esa comba tan molesta que dificulta el control de la deriva y la detección de las picadas. Y pescando casi con el bajo en vertical desde la puntera de la caña hasta el agua.

Si hace tanto viento como para que ni así pueda pescar cómodamente, para casa. 

El rojo y el verde son los  dos colores que mejor veo yo. Hay quien prefiere el amarillo, el rosa, el naranja, el blanco o incluso el negro, así que en cuestión de color al gusto de cada uno. 

Estos tramos de nylon paralelo rojo o verde de ocho o diez metros los ato a la microlazada del cónico cuando quiero pescar al hilo y dejo línea y cónico que uso para seca dentro del carrete. De este modo puedo pescar cómodamente hasta los ocho o nueve metros de distancia que para mi para pescar a ninfa al hilo es distancia más que de sobra. 

Los tramos que añado para formar el terminal son en fluorocarbono transparente, y en el caso de que necesite indicadores de color extra llevo varios tubos de Neon Wax en el chest pack, así que puedo ir poniendo los indicadores donde los necesite según la profundidad y la configuración del tramo a pescar. 

En el caso de que quiera pescar a ninfa con el sistema que los ingleses denominan "upstream nymphing", utilizo el mismo bajo y línea que para mosca seca y coloreo con el Neon Wax los primeros 20 cm de bajo cónico que están a continuación de la línea. O sea, la parte más gruesa del bajo. Y a veces pongo también un poco en la línea o pinto los últimos 5 cm de la línea con un rotulador rojo o naranja flúor resistente al agua. 

Ante cualquier parón o movimiento extraño detectado en esa zona del bajo pintada con Neon Wax o la punta de la línea, clavar. 

Volviendo a la pesca al hilo, sé que hay quien opina que mejor usar una línea de esas específicas para ninfa porque con el hilo en la mano es más difícil pelear peces de buen tamaño, ya que cuesta más agarrar el hilo que la línea. 

Esto se soluciona peleando los peces de buen tamaño con el carrete, no con el hilo o la línea en la mano. Claro que para poder pelear un pez con el carrete hay que pescar con un carrete de verdad, de los de manivela.  

- Ahorro de peso y espacio. 

Como ya habrás imaginado por otros artículos soy un obseso del peso que llevo encima en mis jornadas de pesca. 

Alguna hernia y constantes dolores cervicales te llevan a desarrollar algunas manías. 

El caso es que con esta configuración de bajos para seca y ninfa, al final solo necesito llevar un par de bajos de repuesto para cada jornada de pesca y cargar únicamente con cuatro o cinco grosores de hilo para la parte final de mis bajos:

- 0/148
- 0/128
- 0/117
- 0/104


Parece que no, pero al final todas las pequeñas cosas que podamos ir eliminando y no necesitemos cargar con ellas, es peso que nos quitamos de encima. 

- Unión línea-bajo. 

Esto va a necesitar un artículo específico que haré en cuanto haga las fotos y vídeos necesarios para explicar fácilmente cada sistema, pero a modo de adelanto te diré que solo utilizo tres sistemas. 

1) Pelar la punta de la línea y formar un bucle con el trenzado interior. 

2) Pelar la punta de la línea, meter dentro del trenzado la parte gruesa del bajo y pegarlo con el sistema del superglue y la saliva. 

3) Atravesar la punta de la línea con el accesorio ese de Tiemco específico para ello, introducir el bajo, formar una bolita quemándolo con un mechero para que haga de tope, apretar con un forceps el trocito de bajo que quedará dentro de la línea para que quede plano y rugoso, aplicar en esta zona un poco de superglue y tirar deslizando el bajo cónico hasta que la bolita haga tope. 

Lo dicho, en cuanto pueda hacer fotos o vídeos, cuelgo un artículo específico sobre esto. 

Pero tampoco tiene mucho misterio. 

La opción 1 es la más versátil y la que te permite cambiar de bajo más fácilmente y las opciones 2 y 3 son las que mejor se deslizan a través de las anillas para que no tengas enredos peleando un pez ni parezcas el Discóbolo de Miron mientras tratas de tirar del bajo con una mano y sujetas la caña con la otra hasta sacarlo por completo de las anillas y que asome la línea por la anilla de punta y puedas ya así empezar a lanzar. 

- ¿Cocer los bajos de línea o no? 

Y aquí llega la madre de todas las batallas. 

Durante muchos años he cocido mis bajos cónicos. Pero cocerlos como es debido: en olla express, con la vitro al máximo y dejándolos un minuto o dos desde que empieza a echar el vapor. 

Hay quien los cuece en un cazo normal y corriente e incluso quien echa sal para que el agua alcance antes el punto de ebullición o metiendo unos granos de café para que el bajo coja un color oscuro. 

Mis inquietudes como chef no me han llevado a probar lo de la sal o lo del café, así que en estas dos cosas hablo por boca de amigos que me han intentado convencer más de una y de dos veces de que lo de la sal y lo del café es lo más de lo más. 

No lo he probado, no tengo ni idea. 

En definitiva, se supone que al cocer nuestros bajos estos se vuelven más dúctiles, tardan más en coger memoria y encogen y engordan ligeramente. 

Mira, cuando los cocía pescaba con ellos tan a gusto, y ahora que ya no los cuezo, también. 

La verdad es que no sé que decirte sobre esto más allá de lo que siempre digo sobre cualquier cosa que tenga que ver con la pesca con mosca: si crees que te funciona y te hace pescar con más confianza haciendo que te olvides del bajo y te concentres en la presentación, en localizar a los peces y en desplazarte sigilosamente por el río para no espantarlos, cuece tus bajos. 

Si no le das la más mínima importancia a esto y te arreglas con ellos tal y como vienen de fábrica, pasa completamente de cocerlos. 

Lo que te haga estar más cómodo en el río será lo correcto para ti. 

- Breves apuntes sobre terminales.

Aquí se presentan varias disyuntivas: ¿nylon o fluorocarbono? ¿gruesos o finos? ¿largos o cortos?

A ver...

Yo he estado utilizando fluorocarbono los últimos años, y cuando gaste las bobinas que me quedan volveré a utilizar nylon simplemente por una cuestión ética o como lo quieras llamar, pero la fabricación de fluorocarbonos parece ser que es altamente contaminante y si por cualquier rotura o enganchón andamos dejando fluorocarbono por el río es un material que contamina un montón.

Bueno, mira, en realidad tampoco tengo mucha idea de esto, pero en una de las marcas de ropa que uso me ponen en todas las etiquetas que la prenda ha sido fabricada libre de PFC's y que esto es importantísimo para el medio ambiente, y yo que nací ecologista, he decidido que cuando se me acabe el fluorocarbono volveré al nylon. 

No confundir ecologista con animalista, por favor. 

Si con el nylon pasa lo mismo, esto de que contamina un montón, igual me caliento la cabeza y vuelvo a la crin de caballo. O dejo la pesca. Igual es lo más inteligente vender todo el equipo, todos los hilos de seda, rayones, moscas, cajas y demás y con lo que saque dedicarme a viajar todo lo que pueda, que igual en 2022 nos viene una pandemia nueva y nos manda a todos a criar malvas. Ni siquiera hemos librado de la que tenemos todavía.

Lo mismo diría para el plomo, por cierto. Quiero decir que contamina un huevo. Y para plomar las ninfas se vende hilo de plomo sin plomo, lo podéis buscar como "lead free fly tying wire". Aquí la solución es sencilla.

Divagaciones aparte.

A la hora de que la trucha tome el señuelo no he notado gran diferencia entre un material y otro. Yo no sé lo que ven los peces ni lo que dejan de ver. Empecé a usar fluorocarbono porque no se estropea con el sol, y antes llevaba las bobinas fuera del chaleco en un porta tippets o como demonios se llame, y el nylon con el sol se estropeaba.

También me daba la sensación de que resistía mejor las rozaduras y con alguno de los nudos que yo uso creo que me da más resistencia. 

Pero vamos, todo pura intuición. Ningún dato verificable ni mierdas de esas. La ciencia para los científicos. 

Ahora llevo todo dentro del chestpack, ni siquiera llevo el cortahilos o el flotabilizador fuera. No llevo nada de mi equipo colgando fuera del chestpack. Todo dentro.

"Ah! pero así tardas mucho más en cambiar de mosca o reconfigurar el bajo".

¿Y?

Si algo busco en la pesca es que me aleje de las habituales prisas del día a día. 

En cuanto al grosor y la longitud del terminal lo que utilizo es esto: el terminal más largo y fino que me permita engañar al pez presentando la mosca con cierto control en la deriva y precisión en el lanzado y con el que pueda pelear el pez sin andarme con miramientos.

Pero claro, al final todo es una cuestión de equilibrio. 

Para poder llevar a cabo peleas normales y no tener que esperar treinta segundos para cada medio metro que le ganas al pez, el equipo debe estar equilibrado. 

Por ejemplo, si quieres pescar con una Sage XP de línea 5, anzuelos TMC SPBL y un 0/09 en el terminal, ahí tienes un punto débil clarísimo ya que el terminal no es adecuado para ese equipo. Lo más normal es que rompa, o que tardes medio minuto para cada medio metro que puedas acercar el pez. 

Si pescas con una T&T Horizon de línea 5, un terminal del 0/18 y utilizas anzuelos 1x finos, pues lo más normal es que a poco que claves un pez medio decente el anzuelo se te pueda abrir. 

Si usas una caña larga para líneas ligeras, con una puntera muy sensible que absorba cualquier tirón o cambio de dirección del pez, un terminal fino y un anzuelo fino, aquí llevas un equipo equilibrado. 

Si pescas con una caña dura como el boj de línea 5 o 6, un terminal del 0/22 y anzuelos TMC SPBL puedes remolcar a tu compañero de pesca que usa un vadeador XXL si consigues clavarle el anzuelo en alguna parte cartilaginosa de su cuerpo que no se vaya a desgarrar mientras peleas tu captura. 

Muchos defienden el uso de esta segunda opción, un equipo sobredimensionado en lo que a potencia se refiere, porque así la pelea se acorta. Luego, al mismo tiempo, alguno de estos presume de clavar peces a 25 metros. ¡Ajá!

Pero vamos a ver... ¿De qué tamaño medio son los peces que pescamos en los ríos trucheros españoles? 

Aquí cada uno es libre de pescar como quiera, faltaría más, pero en mi experiencia con una caña de 10' línea 2 y todo el equipo bien equilibrado me cuesta mucho menos llevar los reos a la sacadera que cuando pescaba con una de 9' línea 5.

Quizás es que ahora pesco en distancias muchísimo más cortas que antes. Quizás sea que con los años algo he ido aprendiendo. Quizás, quizás, quizás... que cantaba Machín. 

Lo que sí he comprobado es que con este equipo mucho más ligero los reos saltan mucho menos que antes. A ver si va a ser que con punteras sensitivas y líneas ligeras no les sometemos a tanta presión una vez clavados y enloquecen menos. Nah, ni puto caso, paranoias mías indemostrables. 

Pero mira, cuando alguien te salte que con lo de pescar con líneas ligeras, terminales finos y cañas largas la pelea se alarga un montón, no discutas ni pierdas tu tiempo. 

Solamente coges este enlace y les enseñas esto:

Hacer clic aquí

Así es como se captura un pez de buen tamaño con equipos ligeros. Pescando de cerca y llevando la sacadera al pez, no el pez a la sacadera. 

Claro, esto puede hacerse pescando a cinco metros. A veinticinco, no. A cinco. O mejor, a tres.


31 de diciembre de 2024
Este es el último artículo del año. Lo estoy escribiendo sin saber si habré podido cumplir con el reto de publicar un artículo al día durante cada día de 2024, pero haya conseguido cumplir el reto o no, este será el último. Y lo voy a aprovechar para insistir una vez más en que hay mucha gente que se ofende con demasiada facilidad, y eso se debe fundamentalmente a que no tienen ninguna capacidad de reírse de sí mismos, y yo esto siempre lo he considerado como una de las mejores virtudes que puede tener un ser humano. De hecho, me he ido dando cuenta a lo largo de mi vida de que los que han sido mis amigos de verdad, mi pareja y otras personas importantes, si por algo destacan, es por poseer una capacidad extrema de reírse de sí mismos. Y a lo largo de todos estos artículos, me he intentado reír de todas aquellas cosas que yo he ido haciendo a lo largo de mi vida como pescador. Por ejemplo, me he reído muchísimo del tema de la práctica del lanzado. Cuando tenía 18 o 19 años conocí a Alejandro Viñuales y tuve un relación cercana con él durante varios años. Luego la vida nos lleva por diferentes caminos y a diferentes lugares y el tiempo y la distancia cumplen su papel sin que en realidad haya habido nunca ningún problema entre nosotros. Seguro que hay personas con las que te ha sucedido eso. A mí en esto de la pesca me ha pasado con muchísimas personas. Yo sigo teniendo un respeto extremo por Alejandro cómo auténtico Leonardo da Vinci de la pesca con mosca. Sé que muchos juzgan a otros pescadores por su capacidad para sacar peces. Mira, para sacar muchos peces lo único que hay que hacer es ir mucho de pesca. Vete a pescar todos los días del año durante diez años y serás capaz de sacar muchos peces en cualquier lugar, circunstancia y ocasión. Eso está al alcance de cualquiera. Llegar a saber todo lo que sabe de pesca Alejandro, y yo hablo de lo que él ya sabía de pesca hace veinticinco años, está al alcance de muy pocas personas. Es el trabajo de toda una vida, y casi nadie está dispuesto a hacer semejante inversión en tiempo, estudio, razonamiento, práctica y demás. Y, por si fuera poco, es también de los que sabe reírse de sí mismo, ya que recuerdo perfectamente las carcajadas leyendo al Marqués de Hormigalada, que a menudo le lanzaba alguna que otra puya, o el cachondeo viendo a uno en un Youtube prehistórico presumir de que había inventado el Tongariro Roll Cast, que por otra parte es un lance inútil dado que se puede conseguir lo mismo complicándose la vida muchísimo menos. El caso es que además de aprender una cantidad de cosas relacionadas con la pesca con mosca gracias a Alejandro, me contagió su pasión por el lanzado y durante varios años yo también fui un pescador de amapolas, o margaritas, como tú prefieras, que se pasó varios inviernos practicando en un prado. Debo confesar que todo eso no me sirvió de nada a la larga, porque si algo exige la disciplina del lanzado es constancia. Constancia que yo solamente mantuve cuando vivía en el pueblo y tenía un prado delante de casa en el que poder practicar totalmente alejado de cualquier mirada curiosa o de cualquier comentario impertinente. En cuanto volví a la ciudad y había que practicar en medio de paseantes, perros y miradas curiosas, no volví más. Pero como sé lo que es practicar en seco, considero que puedo reírme de mí mismo porque llegué a pensar que el lanzado era la clave de todo, y no lo es. He sido mucho mejor pescador en épocas en las que no practicaba el lanzado que cuando lo practicaba. Si a día de hoy conservase la vista que tenía cuando tenía veinte años, sería un pescador mil veces mejor que lo que era cuando practicaba lanzado todo el invierno e iba de pesca, aunque fuese un par de horas, casi todos los días de la primavera y el verano. Aparte del lanzado, a lo largo de todos estos escritos no he dudado en hacer bromas y chanzas de todo tipo sobre aquellos que creen que la mosca es la clave de todo, sobre la dichosa Gutermannía y sobre todo lo relacionado con el montaje en general, que puedes ver mismamente en artículos como Momentos de pánico en la mesa de montaje o El montador concienzudo. Lo aclaro porque algún listo me escribió en su día para ver cuando hacía bromas con el montaje. Pues mira, he dedicado dos artículos enteros a hacer coñas con el montaje de pesca, aparte de comentarios sueltos, y no recuerdo haber escrito un artículo específico para reírnos de los gurús del lanzado. Tener buenas moscas es muy importante para pescar, pero hay muchísimas más buenas moscas de lo que muchos piensan y, desde luego, no vas a dejar de pescar por no tener el 273, el 431, el 404 o el que sea. También me he reído de la figura del guía de pesca, haciendo un artículo en el que me caricaturizaba a mi mismo cuando me tocó acompañar a un amigo en un tramo del que yo conozco cada piedra y que él nunca había pescado. Aparte de eso, debo decir que cuando no había un solo guía de pesca en Asturias, del modo en el que conocemos actualmente ese término, porque gancheros sí que había unos cuantos, me tocó guiar en el Sella y el Narcea a pescadores de Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, Alemania y algunos países más, así que antes de hacerlo tuve que darme de alta en foros americanos y preguntar once mil cosas hasta hacerme a la idea de qué es lo que se consideraba allí un buen guía, para tratar de dar el mejor servicio posible. Y estamos hablando nuevamente de hace casi 25 años. Me he reído de los que agujerean el Vivarelli para que pese dos o tres gramos menos porque, aunque yo no tenga el Vivarelli y de hecho lo aborrezca, he llegado a comprar cinco silbatos diferentes para llevar en mi chest-pack el que menos pesaba de todos, igual que como frontal para el sereno utilizo el Petzl Bindi porque era el más ligero del mercado en la época en la que lo compré o porque como sacadera utilizo las de Hanak que pesan ciento y pocos gramos, en lugar de los trescientos o cuatrocientos gramos que pesa una cualquier otra sacadera. No hay nadie con mayor obsesión por ir al río ligero y minimalista que yo. Y no es de ahora. Tengo una foto en el Narcea en el año 2004 pescando solamente con una riñonera de dos litros de capacidad en la que llevaba una cajita de moscas muy pequeña, un bajo de repuesto, tres o cuatro bobinas de hilo, el flotabilizador, los fórceps, la linterna y poca cosa más. En cambio, hay una cosa de la que no me he reído nunca en este blog, y esa es la competición. Porque yo nunca he competido, de modo que ahí no podría estar riéndome de mí mismo, así que si no me puedo reír de mi mismo, procuro no reírme de los demás. Pensé alguna vez en apuntarme a alguno de esos Open solo para tener ya la excusa de que al menos una vez he competido y así poder hacer comedia también con la competición, que daría para muchas risas. Luego vi que te cobran 150 o 200 euros por apuntarte y ahí entendí que las risas quedan solo para los organizadores que se llevan la pasta. Pero es que incluso aunque lo hubiese hecho, lo de reírme de la competición, digo, nunca dejarían de espantarme todos esos señores de ceño fruncido, moral intachable y ofensa fácil que saltan a las primeras de cambio tomándoselo todo como si uno que escribe en una web hubiese escrito lo que ha escrito inspirándose directamente en ellos. No sería capaz de decir si son más bobos o más egocéntricos. De verdad, que envidia siento por no tener esa capacidad de tomárselo todo como si el mundo girase únicamente alrededor suyo. Me han dicho más de una vez: "la pesca con mosca es la cosa más importante de las cosas que no son importantes". Y yo esto lo llevo a rajatabla. Y es el motivo por el que no tolero en absoluto a todos esos señores de ceño fruncido de los que hablaba un poco más arriba. Algunos se consideran influencers porque tienen unos pocos miles de seguidores en las redes sociales, otros se consideran unos fenómenos porque tienen cuatro o cinco medallitas que ponerse en el pecho, otros se creen lo más porque tienen una especie de club privado en el que entre ellos mismos se dan títulos de instructores de lanzado, otros se han creído alguien porque consideraron que estaban en posición de ponerse a sí mismos por encima de los demás siendo jurados en algún concurso de montaje de moscas o en una absurda entrega de premios, otros creen que solo ellos pescan porque tienen los hilos que nadie más tiene... En fin, lo que todos conocemos. Pero de lo que no se dan cuenta es de que más allá de la familia y de sus amigos, en realidad no le importan a nadie. Si su cuenta en redes sociales fuese borrada, en unas pocas semanas ya nadie se acordaría de ellos. Si cualquier problema de salud o lo que fuese les alejase del mundo de la pesca, más de lo mismo. Hay que saber reírse de uno mismo y hay que ser consciente de que en este mundo de mierda que va a toda mecha y en el que muere gente que vale menos que la bala que los mata, si hay algo que son fuegos de artificio y un sendero inútil hacia ninguna fama y ninguna gloria, ese es el mundo de internet en general, y de las redes sociales en particular. Este es el último artículo que publico en la web y mi idea ahora es tomarme un descanso absoluto de todo lo virtual, así que más allá de mi familia y mis amigos, lo más seguro es que en unas cuantas semanas a nadie le importará ya lo que yo esté haciendo. Y está bien que sea así. Así es como tiene que ser.
30 de diciembre de 2024
Ahora nada. Queda un artículo por publicar, el de mañana, día 31 de diciembre, y como vengo diciendo todo el año, yo el día 31 de diciembre caduco. En principio no voy a eliminar la página web. Lo digo porque me han preguntado muchas veces por el tema de guardar algún artículo en Word o cosas de esas. No hace falta. Y si en algún momento fuese a hacerlo, yo mismo me encargaría de montar en PDF los 365 artículos de este año más los que estaban publicados anteriormente, que hacen un total de 450 o así, y dejarlo unos meses colgado para que todo el que quiera lo pueda descargar gratuitamente. Pero ya digo que por ahora eso no forma parte del plan. Mientras la empresa que me proporciona el alojamiento web y todo lo demás no me suba excesivamente el precio, la web se quedará ahí. Podría decir que tengo un montón de ideas para 2025, que las tengo, y que voy a hacer esto y lo otro y no sé qué más, pero la verdad es que a día de hoy no tengo pensado hacer nada más relacionado con la pesca con mosca. La pesca con mosca en sí misma no es ahora mismo una de mis prioridades. Mi prioridad en la pesca para los próximos años será recuperar dos cosas que tengo estos últimos años algo abandonadas. La primera de ella es la pesca en agua salada, principalmente el rockfishing y el ajing que son las dos modalidades que más me gustan, y en agua dulce quiero también recuperar el tipo de pesca que me hizo pescador, que no tiene tanto que ver con la modalidad o la técnica en sí misma, sino con los escenarios. Lo que más me apetece es volver a pescar ríos pequeños de media y alta montaña y pescarlos tanto a mosca, con cañas de 7' o 7'6" para líneas 2 o 3, como con equipos de lance ultraligero, cañas de 4'8" a 6'0" con acciones de entre 0.5 y 5.0 gramos más o menos y pequeños minnows, vinilos y cucharillas del 00, 0 o 1. De hecho uno de los planes que tenía en la cabeza era dedicar todo mi empeño a poner de moda este tipo de pesca en ese tipo de escenarios, porque pocas cosas hay más divertidas que tener clavada una trucha de 30 centímetros con una caña de 7' línea 2 o de 5'2' y acción 0.5 a 3.5 gramos. Pero esto de momento queda pospuesto porque en 2025 creo que me voy a dedicar únicamente a pescar. Lo que no voy a abandonar es el montaje de moscas, claro, ya que pienso seguir haciendo colecciones para quien quiera cambiarme algún material de pesca con mosca por moscas hechas por mí o seguir cogiendo algún pedido de vez en cuando, siempre que tenga tiempo para atenderlos. También quería grabar un vídeo del montaje de una mosca cada semana para publicarlo en YouTube, pero esto ya sin ningún compromiso ni obligación. Cuando me vaya apeteciendo lo iré haciendo y si alguna semana no tengo tiempo o ganas lo dejaré para la siguiente o para cuando sea. Y el tercero de los planes es el más complejo, el que más me gustaría llevar a cabo y el que quizás no sea capaz de hacer en todo 2025 ni aunque le dedique una hora al día. Sería tiempo más que suficiente si le dedico una hora al día, eso en el caso de que dominase el campo sobre el que voy a trabajar, pero como mis conocimientos en programación con Python y SQL son limitados, incluso dedicando todo ese montón de horas no estoy seguro de que fuese tiempo suficiente. Pero bueno, lo cuento ya, que así a lo mejor aparece alguien que sepa más que yo y que le apetezca colaborar. Eso sí, como dice un youtuber argentino al que sigo, "aquí plata no hay". No me faltaba otra cosa que trabajar yo por amor al arte y luego tener que pagar a otros. Eso no entra en ninguno de mis planes. Lo que me gustaría hacer es lo siguiente: como he dicho un millón de veces, el único conocimiento valioso que poseo en relación con la pesca a mosca es la inmensa cantidad de información que he ido acumulando durante décadas respecto a las moscas que funcionan en diferentes ríos, zonas, países, etc. Con toda esa información me gustaría crear una base de datos interactiva en la que cualquier pescador pudiese meter el nombre de un río y automáticamente pudiera obtener una recomendación con los tres modelos de moscas secas y los tres modelos de ninfas que debería utilizar allí, su ficha de montaje detallada y la mejor manera de utilizarla, según la época del año. Me gustaría añadir esta funcionalidad a mi propia web, pero no sé si sería más sencillo hacerlo como una aplicación para el móvil o como un programa que cada uno pudiese utilizar en su ordenador. Hasta el momento solo estoy "pasando a limpio" una ingente cantidad de apuntes que tengo en Excel, en libretas escritas a mano o en conversaciones privadas a través de WhatsApp. Porque en principio, en esta base de datos interactiva, estarían únicamente moscas que más o menos conoce todo el mundo. O mejor dicho, no estarían moscas que son secretas y que yo conozco únicamente porque el inventor del patrón me pide que se la haga. Cualquier mosca que conozcan ya quince o veinte pescadores podría estar, aparte de las que conoce todo el mundo, pero no estarían en ningún caso las moscas que conocemos dos o tres. Básicamente porque esas moscas que conocemos dos o tres son inventos de otros que solo daría a conocer con permiso específico de su creador. Así que nada, son ideas que tengo para 2025 y que espero ir poco a poco poniendo en marcha, si bien lo primero que quiero ahora mismo es descansar. Escribir artículos para el blog o hacer moscas no me causan ningún tipo de cansancio, pero tener que estar pendiente de las Redes Sociales, responder mensajes, atender a WhatsApp y demás, me agota. Dejé de responder Correos electrónicos hace como dos años y no descarto a medio plazo dejar de responder todo tipo de mensaje a través de cualquier medio que me llegue. No tiene que ver con la pesca, estoy realmente cansado de la inmediatez que generan determinadas aplicaciones. A día de hoy prácticamente ya solo lo utilizo para hablar con mis padres o mi mujer, y lo menos que sea posible. Estas aplicaciones deberían hacernos la vida más fácil, pero al final nos roban un montón de tiempo que no vamos a poder recuperar. Y como en 2025 la idea, aparte de la pesca, es recuperar al menos una o dos horas de práctica diaria con la guitarra, que la tengo completamente abandonada, no descarto que esa hora diaria salga de lo que dedicaba a WhatsApp. En fin, ya iremos viendo. De momento toca descansar, hacer algunas moscas para disfrutar del torno y no porque tenga obligación de hacerlas para entregarlas en un plazo determinado y luego ya se verá. Muchas gracias a todos los que os habéis pasado de vez en cuando por aquí a lo largo de este año. Como ya nos despedimos en la entrada de ayer, dejamos ya únicamente para el último día alguna pequeña explicación adicional y poca cosa más.
29 de diciembre de 2024
Va llegando ya el momento de despedirse e ir poniendo fin a todo esto. No lo pensaba cuando me metí en el lío este de publicar un artículo al día, pero la verdad que allá por septiembre ya estaba mentalmente agotado. No por escribir los artículos e ir programando las publicaciones en la web, eso creo que podría seguir haciéndolo sin problema cada año. Suponiendo que me quedase algo que contar, claro. Acabé agotado mentalmente con lo mismo que me pasa siempre. He tenido épocas de más actividad en las redes sociales y otras de pasar meses y meses completamente agotado. Y así como hacer publicaciones o responder comentarios no me causa demasiado cansancio, la cantidad de mensajes que recibo sí que me acaban generando un agotamiento mental extremo. Que nadie malinterprete esto, por favor. Agradezco cada mensaje. Tanto los que me escriben para hacerme alguna consulta, como los que me felicitan por el blog o me agradecen alguna buena jornada de pesca gracias a mis moscas. Pero para poder responder debidamente todos los mensajes tendría que dedicar todo el día únicamente a eso. Ha habido fines de semana de recibir mensajes de más de cincuenta personas, más los diez o veinte diarios de los días entre semana. Es imposible poder responder a todos debidamente. Ya digo que tendría que dedicar todo el día únicamente a eso. Así que lo primero que viene es la disculpa para todos aquellos a los que no he podido responder como me habría gustado o responder siquiera. Es cierto también que he estado dos meses sin poder acceder a mi página por un problema que ya conté en otro artículo, y cuando por fin recuperé el acceso tenía casi 300 mensajes sin responder. No he vuelto a abrir la página de Facebook de Spanish Flies desde ese día y creo que van a pasar meses antes de que vuelva a abrirla. No sé si algún día me pondré a ir respondiendo todo lo pendiente empezando por un "discúlpame por no haber respondido antes, y a partir de ahora ya no responderé mensajes nunca más..." o algo así. Si lo hago no será a corto plazo. Pero es verdad que no me gustaría dejar ahí todos esos mensajes sin responder. Y lo mismo con las cuentas de correo electrónico asociadas a esta web, que llevo sin mirar el buzón de entrada unos dos años. Así que mis disculpas a todos a los que no he podido responder como se habrían merecido. Y ya solo nos queda pendiente la despedida. Queda algún artículo todavía por publicar, ya que este no es el último. Si no me salto mi propio planning este debería ser el antepenúltimo, pero tampoco es seguro. Así que nada, simplemente decir que si alguno de los artículos publicados te ha servido de ayuda en modo alguno, el esfuerzo ha merecido la pena. Y si no te ha servido de ayuda pero ha servido para entretenerte un rato de vez en cuando, pues ha merecido la pena también. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo, vuestro seguimiento y vuestra compañía. Salud!!
28 de diciembre de 2024
Esto tengo que contarlo porque ya es lo ultimo que me faltaba por oír. Cuando crees que ya has vivido suficiente como para tener cubierta tu cuota de cosas raras en lo que a la pesca con mosca se refiere, pues resulta que la capacidad para sorprenderse es infinita, porque siempre aparece alguna cosa todavía más rara que todas las anteriores. El tema es el siguiente: tengo un amigo de esos de toda la vida, de los que iban contigo a clase en el colegio, que hace ya bastante años que se cansó de la vida y se dedicó a recorrer el mundo trabajando un mes en un lado, gastándose lo que había ganado, volviendo a trabajar otro mes y medio, volver a recorrer dos o tres países... Y así lleva bastantes años por Asia y Sudamérica principalmente, que son las áreas en las que más tiempo puede estar sin trabajar cada a vez que junta un poco de dinero. Por supuesto nada de lujos. Todas las posesiones en la mochila y muchas veces para el cambio de continente empleado como tripulación con algún marino mercante. Así en lugar de pagar para viajar, gana dinero por estar viajando. El tema es que ahora le ha llegado el amor y lleva tiempo en una misma ubicación a orillas del Índico, y le ha dado por retomar el tema de la pesca con mosca, que lo tenía abandonado hace mil años. Es cierto que nunca fue su principal afición, ya que yo tiraba de él para el río y él tiraba de mi para el monte. Pero los rudimentos básicos sí llegó a controlarlos. O sea, lanzar lo justo y saber lo justo para ir sacando unas cuantas truchas. El caso es que siempre le han gustado mucho los retos, como subir el Aconcagua, algún 7000 del Karakorum y docenas de trekkings de cientos de kilómetros por todo el mundo, y ahora se le ha metido en la cabeza un reto de pesca. Primero copio y pego el mensaje que me envió, y luego comentamos. La transcripción de WhatsApp: "Oye, tío, qué tal todo? La caña que me recomendaste me va guay, me vale para casi todo lo que hay por aquí tanto en ríos como en mar, pero el carrete va de culo. Tengo que comprarme uno mejor porque lo he metido en el mar y se ha quedado hecho mierda. Hay por aquí unos peces que llaman pez arquero. No sé si los conoces... Lanzan un chorro de agua con la boca para derivar insectos que luego se comen. Tienes que hacerme unas moscas para ellos, porque quiero ser el primero que saque un pez de esos a mosca. Que yo sepa no los ha pescado nadie a mosca, que lo he estado mirando... Bueno, eso. Mira a ver qué moscas me puedes hacer pa ellos y me dices". Antes de contestar fui directamente a Google a buscar lo del pez arquero porque pensé que me estaba vacilando. Resulta que hay vídeos y todo del dichoso pez lanzando un chorro, como si fuese un camaleón con la lengua, y echando abajo todo bicho viviente que le pase por encima y sea comestible. Y, no te lo pierdas, que esto es lo mejor de todo: calculan la cantidad de agua y la fuerza con la que lanzan el chorro según el tamaño del bicho que quieran derribar. Ya sé que parece todo una broma. Yo pensaba lo mismo hasta que me he puesto a ver si existían esos peces o no y si se comportaban así, y resulta que existen. Y que cazan a sus presas así. Con dos cojones. Pero es que no es sólo eso. Es que por lo visto calculan el ángulo correcto teniendo en cuenta la refracción del agua para hacer blanco con cada chorro que lanzan. Así que aquí estoy informándome de qué tipo de animalejos se comen estos peces en la isla donde ha encontrado el amor este amigo, porque como me caliente la cabeza un poco más me voy para allá con las moscas para ser yo el primero en pescar a mosca uno de esos peces, y que se joda y no sea él. Lo que todavía no me ha dicho es si tiene pensado posar el saltamontes que le haga directamente sobre el agua, o posarlo sobre alguna hoja para que se lo derriben con el chorro y luego clavarlo cuando se lo vaya a comer. Si de lo que se trata es de posar la imitación sobre alguna hoja y que luego el pez lo derribe con el chorrito ese que lanza, al final tendremos que pagar algún curso con algún instructor de lanzado hasta que seamos capaces de posar la mosca con absoluta precisión sobre una hoja de cuatro centímetros cuadrados. Me imagino que en el coste del curso irá también la necesaria lección de Física para que nosotros sepamos calcular cuanto debe pesar la imitación para que la hojita seleccionada soporte su peso el tiempo suficiente como para que el pez la localice y la derribe. Ya sabes que a partir del 1 de enero de 2025 el blog muere. Pero si finalmente nos liamos y nos vamos a intentar pescar estos peces, me comprometo a redactar un artículo en el momento que eso pase aunque a día de hoy no tenga ya previsto volver a publicar nada nunca más.
27 de diciembre de 2024
Cuando voy a pescar a un sitio nuevo prefiero ir para allá sin ninguna referencia. Si voy con mucha información previa en realidad es como si me quedase sin toda la parte de descubrimiento, que en muchos casos es una de las cosas más emocionantes. También es cierto que a día de hoy para encontrar un río del que no tenga referencias me supone un desafío grande, porque al final, a base de hacer moscas para muchos pescadores pues ya sé lo que me piden los que pescan en un sitio o en otro, y al final alguna referencia siempre tengo. Pero esto es ahora. Hace unos años no era así. Y hace muchos años no tenía ni puta idea. Como todos. El caso es que la primera vez que fui al Miño estaba en la época en la que no tenía ni puta idea, pero por suerte fui invitado por un pescador local que me iba a llevar de la mano, como a los niños pequeños. Tú mira como será la cosa y el tiempo que hace, que quedamos a las diez de la mañana en el aparcamiento del Continente. ¡El Continente! Me imagino que a todos los que tenéis menos de cuarenta años no os suena de nada, pero había de aquella centros comerciales con nombres tan atractivos como Pryca, Galerías Preciados o Continente. Pues en el aparcamiento del Continente quedamos, porque así, dejaba allí mi coche y al río nos íbamos en el de él y yo a la vuelta aprovecharía para comprar cosas que necesitaba para ir al festival de Ortigueira, que sería un par de semanas después, y quería una tienda mala para llevar allí no me fuesen a joder la buena que tenía para ir al monte. Me pasa que cuando voy conduciendo yo, aunque pase después cierto tiempo, puedo recordar los itinerarios, desvíos, accesos hasta el río y todo eso, aunque haya pasado muy pocas veces. Pero cuando me llevan de copiloto no me acuerdo nunca de nada. Y eso que a veces intento fijarme. En este caso no tengo ni idea de por dónde accedimos, pero sí recuerdo que me llevó a un sitio que a dos metros de la orilla ya nos llegaba el agua casi al borde del vadeador. Y qué decir del ancho del río... Para mí que venía de pescar ríos de dos o tres metros de ancho, aquello era inabarcable. Por suerte no tuve que pensar demasiado en eso de leer el agua e ir viendo donde posar la mosca en aquella inmensidad de agua porque de vez en cuando algún pez se iba cebando, y como ya me había dado mi anfitrión la mosca que tenía que usar, pues no me tuve que calentar demasiado la cabeza para ir consiguiendo que alguna de esas truchas me fuese subiendo a la mosca. Otra cosa era sacarlas... Para alguien acostumbrado a pescar casi siempre peces de menos de 25 centímetros en ríos diminutos, con cañas para línea 2 o 3, terminales del 0.12 o 0.14 que eran más que de sobra y todo lo que conlleva ese tipo de pesca, tener de repente al otro lado de la línea un pez de 45-50 centímetros tirando como un burro era algo completamente fuera de mi alcance en aquel momento. Así que entre las que partieron y las que se soltaron, de las de ese tamaño saqué solo una, y luego otras cuantas de alrededor de 30 centímetros y algunas más pequeñas. Como jornada de pesca, en lo personal, fue regulera, pero como experiencia importante en mi vida piscatoria fue de las más relevantes, porque esa jornada en el Miño fue uno de los días que me hizo empezar a ver los grandes ríos de otra manera y fue una de las semillitas para que los años siguientes, durante más de una década, fuese casi exclusivamente pescador de ríos grandes y muy grandes. Cuanto más anchos mejor. Y cuanto más grandes fuesen los peces que allí hubiese, mejor todavía. Al final la vida va siendo fases que se van sucediendo y lo importante es tomarlas como vayan viniendo. Hacer lo que te pida el cuerpo, vaya. Y como en nuestra vida laboral, familiar o social muchas veces no podemos hacer esto porque estamos sujetos por diferentes obligaciones, no está de más disponer de la pesca como un refugio en el que poder hacer lo que nos venga en gana cada vez.
25 de diciembre de 2024
Creo que he repetido hasta la saciedad que para mí el Barón Rojo es la MP81, el montaje original de Petitjean, que era como llamábamos a aquella mosca, y todas las degeneraciones de la misma que vinieron después no las acabo de asociar con ese apodo. Ahora bien, aunque no usase lo de "Barón Rojo" para referirme a ellas, yo también tengo en mi historial unas cuantas de esas degeneraciones y engendros varios. Una de esas versiones la tendré asociada para siempre al río Nalón. Cogimos un día el coto de Laviana y aparcamos en la parte de abajo para pescar desde el límite inferior. En cotos o tramos de río en los que he pescado muchas veces siempre me gustaba empezar en un sitio en el que sabía que las probabilidades de capturar un pez en los primeros lances eran altas. Y en el coto de Laviana había justo en el límite inferior unas corrientes pegadas a un muro en la margen derecha con dos o tres palmos de profundidad en las que casi siempre subía alguna trucha. Así ya empezabas el día con buen pie. El caso es que para ese día había preparado una docena de esos engendros de los que hablaba al principio que estaba hecho con colas en V con pardo de León, cuerpo en dubbing granate de Fly-Rite y alas en pata de liebre ártica en spent en color crema natural. En anzuelo del 14. Le di una al compañero de pesca y yo puse otra. Para probarlas los dos. Esto fue en 2005, y siempre que he vuelto a hablar con el compañero de pesca con el que compartí aquella jornada se acuerda de aquella mosca. No hablo con él tanto como debería porque fue otro de esos españoles que terminó emigrando al extranjero y al final la distancia siempre acaba haciendo que la comunicación se vaya dilatando en el tiempo. Al principio hablas una vez al mes, luego una por trimestre, luego dos o tres veces al año y al final llega un punto en el que ya no recuerdas cuando fue la última vez que hablasteis. Y no se acuerda de la mosca únicamente porque nos diese muchos peces, que nos los dio, sino porque pescamos los dos todo el día con la misma mosca. No quiero decir con el mismo modelo, sino con la misma mosca. Que a pesar de haber capturado docenas de truchas y estar ya medio destruida, seguía pescando y seguía flotando igual que al principio. Yo también me he acordado mucho de ese día. No por la mosca ni por las capturas, sino porque durante muchos años, cada vez que usaba una mosca con pata de liebre ártica, y no flotaba como a mí me gustaría, me acuerdo de aquellas patas de liebre ártica que podías usar durante horas sin necesidad de echarles flotabilizador ni nada y seguían flotando y flotando y pescando y pescando sin el más mínimo problema. Seguramente si a cada uno de nosotros nos diesen la opción de poder traer del pasado algún material de pesca y tener un suministro inagotable de ese material para el resto de nuestra vida habría quien se pediría veinte cajas de alguna tintada de Gütermann, otros se pedirían cincuenta unidades de la Robinson C, otros pedirían doce unidades de la Sage SPL de 8'3" línea 3 o lo que a cada uno le parezca. Yo me pediría sin ninguna duda veinte o treinta pares de patas de liebre ártica como las de aquella primera remesa que utilicé. Habré gastado desde entonces unos cien pares de patas de liebre ártica y nunca jamás he vuelto a tener ningunas que floten como flotaban aquellas. También me gustaría que el coto de Laviana volviese a ser lo que fue. Que a lo mejor lo es, porque desde que me mudé a Madrid nunca más lo volví a pescar y no tengo la menor idea de cómo estará ahora mismo, aunque la última vez que me hablaron de él la cosa estaba para echarse a llorar. El caso es que lo de volver atrás en el tiempo o traer de vuelta cosas que ya no están creo que está un poco fuera de nuestro alcance. Y aunque la nostalgia está genial para cuando uno está solo en su casa rememorando otros tiempos, todavía nos quedan sitios y materiales con los que poder disfrutar. Yo este año, con esta historia de publicar un artículo en la web cada día del año, he sacrificado muchas salidas de pesca por estar pendiente de otras cosas, y esas jornadas de pesca ya no las voy a recuperar y han sido muchos días perdidos en los que podría haber estado creando nuevos recuerdos en el río o en el mar. Y lo que más claro me ha quedado después de todo esto, es que a partir del año que viene y hasta que me muera, o que físicamente ya no pueda, no volveré a sacrificar salidas de pesca ni por hacer moscas, ni por escribir artículos, no por nada que no sea la familia o la salud.
24 de diciembre de 2024
Pino del Río era otro de esos escenarios de pesca que, como ya he comentado, los que somos de determinada generación lo teníamos en un pedestal junto a otros escenarios famosos allá por el cambio de siglo. No me voy a tirar el rollo. Yo fui a pescarlo cuando ya no iba casi nadie porque sus mejores años, supuestamente, habían pasado. No me quiero imaginar como debía ser en sus mejores años, porque yo supuestamente fui cuando ya no estaba en su mejor momento y la verdad es que allí no sé cómo habría que hacer para que entrase una trucha más. Como solamente he ido una vez de este día me acuerdo bien, y no se me mezclan unas jornadas con otras como me pasa en otros sitios. Era a primeros de septiembre el día que me dejé caer por allí. Tuve suerte y salió un día de esos buenos con el cielo nublado, nada de viento, ni frío ni calor... O sea, que si me iba mal sería por mi propia incapacidad y no podría echarle la culpa a nada, porque al llegar ya vi que el río bajaba perfecto. Igual si estuviese conmigo alguien que lo pesqué habitualmente podría decir que estaba un poco corto de agua, pero para mi gusto, estaba perfecto. Así que me cambié tranquilamente y como ya llevaba decidido de casa con qué moscas iba a pescar, puse una de las dos con las que había llenado el portamoscas, para tenerlas a mano y no tener ni que sacar la caja del chest-pack. Era una efémera en el 18, con colas en indio avellanado, cuerpo con La Paleta 3279, brinca amarillo huevo, tórax en liebre en color anaranjado y alas en cdc natural brown. En cuanto bajé al río cerca del límite inferior y empecé a posar la mosca aquí y allá en las diferentes raseras que me iba presentando el río, las truchas iban subiendo a por la mosca casi en cada lance. Como ya me cogió en una época en la que mi vista no era ni de lejos lo que fue, pues hay que admitir que el porcentaje de éxito debía andar por el 33%, que es en lo que me suelo mover desde que estoy medio cegarato. De cada tres subidas, con suerte clavo una. Es terrible esto porque en lo único que diría que he destacado alguna vez como pescador era en el momento de clavar los peces. Durante años no fallaba ni uno. Salvo en el Aller y en San Isidro, claro, que ahí el ratio no llegaba ni al 10%. Tengo la suerte ahora que más o menos sigo pescando lo mismo que antes, porque aunque clavo muchas menos, me suben muchas más, así que lo comido por lo servido. Y este día en Pino del Río me sorprendió para bien que a pesar de no haber demasiado actividad, si más o menos posabas la mosca medio bien, donde se suponía que debía de haber un pez, pues te subía el pez. Hay quien prefiere pescar siempre sobre cebada, pero como yo aprendí a pescar en ríos en los que casi nunca veías cebadas, pues siempre me ha gustado más ir pescando al agua, suponer donde puede estar el pez, ver la mejor manera de ir presentando la mosca en esas posturas y confiar en que el pez esté donde se supone que debe estar. Y así fue pasando la mañana con las capturas sucediéndose y pasando las horas casi sin que te des cuenta hasta que el estómago te empieza a avisar de que hay que echarle un poco de gasolina al cuerpo, que está el depósito empezando a quedarse vacío. Y una vez hecho el repostaje, a pie de río y sin perder demasiado tiempo, había que volver a la pesca. Para la tarde decidí que utilizaría la otra mosca que tenía pensado usar ese día, también en el 18, con exhuvia, cuerpo y tórax en Fly-Rite 34 y alas en cdc natural khaki. La tarde se dió igual de bien que la mañana. En ningún momento más de cinco o seis lances sin que algún pez se moviese a por la mosca. Y como había pasado por la mañana, se pasaron las horas volando hasta que las miradas al reloj aumentaron de frecuencia y el fastidio por las casi tres horas de vuelta que me tocaría pasar al volante hicieron que más estuviese pensando en la carretera que en los peces. Seguramente para la mayoría de los pescadores esta habría sido una jornada estupenda de pesca, pero como también he comentado muchas veces, a mí esta pesca fácil me aburre un poco, y este es el motivo por el que no he vuelto nunca a Pino del Río. Una vez tachado de la lista, para mí ya está. Si me hubiese ido mal seguramente habría vuelto alguna vez más, pero si ya a la primera te vas con la sensación de que llevas pescando ese tramo toda la vida porque te ha ido igual de bien que en tus escenarios habituales de pesca, pues tampoco queda mucho misterio por desvelar. Y esto ha sido así durante los últimos seis o siete años, que son más o menos los que han pasado desde aquel día. El caso es que a partir del año que viene, como también he comentado, voy a hacer una vuelta a mis orígenes, es decir, pescar ríos pequeños y medianos, exclusivamente a seca, con cañas de 6'6" a 7'6" para líneas 2 o 3 y para este tipo de pesca, Pino del Río es un escenario ideal. Por este motivo, estoy seguro de que en mayo y junio y en septiembre u octubre, cada vez que me toque un día libre entre semana, voy a arrancar para allá siempre que pueda. Aunque sea para pescar solamente tres o cuatro horas. A lo mejor algún día me llevo una sorpresa y resulta que el día que yo estuve aquello no era lo normal y me toca algún día de truchas mucho más difíciles y me acaba envenenando, porque lo que es el río, me encantó.
23 de diciembre de 2024
Hay días que es mejor quedarse en casa. Ya lo sabes desde el mismo momento que estás empezando a cargar el maletero, pero como vienen amigos desde lejos te convences para tirar para allá a pesar de los kilómetros, del madrugón, de las horribles previsiones metereológicas... Tienes la cita a las 9:00 para desayunar en Mansilla de las Mulas, así que te levantas a las 6:00, preparas todo, de camino paras en una panadería de confianza para comprar bollos preñaos para todos y lo ideal habría sido parar en Ezequiel y cargar una tabla de embutidos, pero con ese tiempo mejor pagar el peaje del Huerna. Y el desayuno es lo último tranquilo, porque cuando llega el momento de empezar a ponerse el disfraz de mosquero hacen acto de presencia las nubes negras que te anuncian que esas horribles predicciones metereológicas van a cumplirse sin remisión. Y es ya casi a mediados de octubre. Es la despedida oficial a la temporada, así que no solo llueve, también hace frío. Mucho frío... Ese día en el Esla es el día que más frío he pasado en toda mi vida. Y yo no soy nada friolero, pero los 7-8° de temperatura ambiente, la lluvia incesante, por momentos un auténtico aguacero, y un vadeador que hace agua como si fuese un colador, más las siete u ocho horas empapado por fuera y por dentro de la ropa, me dejaron al borde de la hipotermia. Y entonces... ¿por qué ocho horas en el río? Pues porque nunca he visto tantas truchas cebándose sin parar en cualquier tramo del río sin un solo momento de pausa. Una cosa de locos. Yo soy de los que en esas circunstancias se aburre rápido si los peces van entrando a las moscas. Y de los que se envenena si la cosa está jodida y tres horas después de empezar has librado el bolo de milagro con un par de truchas palmeras. Así que distribuidos por el río en parejas, al que le tocó conmigo, que encima pesca mil veces mejor que yo, la cosa se le dió parecida. Otro par en las primeras dos o tres horas, aunque un poco más decentes. Y venga a llover. Ya ni cambias de mosca porque estás seguro de que si quitas la que tienes puesta, tal y como tienes los dedos, no vas a ser capaz de atar otra distinta. Pasas ratos de veinte o treinta minutos atechado debajo de las ramas de algún aliso porque por momentos jarrea que da gusto. Y en cuanto escampa un poco, vuelta al medio del río y a volver a lanzar a los peces esos que siguen cebándose. Con el mismo resultado. Y lo de atecharse no era solo por mojarse menos, que llegado cierto punto los árboles ya no tienes claro si te dan cobertura o te mojan más que si no te hubieses metido debajo. El tema es que con esa intensidad de lluvia cuesta un mundo a ratos distinguir lo que son cebadas de lo que son inmensos goterones. Así hasta pasar el día entero con media docena de truchas minúsculas y la sensación constante de que después de eso dejas la pesca para siempre. Pero todo lo malo es susceptible de empeorar, y como mi compañero ese día y yo nos quedamos cerca de los coches, a la tarde fueron llegando de vuelta las otras dos parejas. Y no podía ser menos, esto ya sabes cómo va, así que un par de kilómetros río abajo y otro para río arriba, donde estuvieron unos y otros respectivamente, apenas les ha llovido solo a ratos y los peces se han cebado igual, con lo que les ha ido mucho mejor en cuanto a número y tamaño. Vienen encantados los muy cabrones. Pero ya digo, todo es susceptible de ir a peor. Y cuando ya de vuelta al coche vas pensando en los cuatro bollos de chorizo que habías guardado en el bolso del impermeable para devorar al terminar la jornada de pesca, como las desgracias nunca vienen solas, están completamente empapados e hinchados, así que se quedan para deleite de algún pajarillo, hormiga, ratón o lo que sea que tenga la vista y el olfato para llegar el primero y tomarlos de merienda-cena.
22 de diciembre de 2024
De los ríos famosos de León el Porma es el que menos he pescado de todos ellos. Con diferencia. Tampoco es que haya pescado mil veces en los ríos más famosos de León. Al Esla sí he ido más, y luego el Omaña. Al Órbigo al menos iba dos o tres veces por año y al Luna y al Porma los que menos. Luego vuelvo al Porma. El caso es que hace mucho tiempo me había mandado uno de esos pescadores veteranos de León unos rayones envueltos en bobinas de hilo de montaje Sheer de Gordon & Griffith's y todos venían etiquetados con color y río: El verdín del Esla. El oliva del Órbigo. El carne del Curueño... Todos así. Eran diez o doce colores con sus respectivos ríos. Y uno de ellos era el Fanta del Porma. Pasaron muchos años antes de que supiese que aquellos rayones en realidad eran los famosos sedones de Toña. Y el Fanta del Porma era una especie de 3277 un poco subido de tono hacia el naranja, pero sin llegar ni de lejos a la tonalidad del 3279. Yo de aquella a los hilos les hacía el mismo caso que a cualquier otro material. Sí, ya tenía el 3277, el 3324, el 3281, el 3234, el 3236, el 3255, el 3256, el 3279 o el 3322 de La Paleta, el 300, 249, 662, 886, 139, 615 o 580 de Gütermann y algunas cosas más de Amman, Alikun, Castilla-Valencia y demás. Los tenía y los usaba, pero igual que usaba cualquier otro material. El tema es que aquel día en el Porma decidí que iba a usar el hilo ese que supuestamente era específico para allí y monté unas cuantas efémeras con alas y hackle gris medio unas, y avellanado otras. Y las emergentes en cdc. Porque en aquella transición del hackle al cdc hubo unos cuantos años en los que montaba con hackle y alitas la versión efémera de la mosca y con cdc la versión emergente. Lo demás supongo que sería cola en mismo color que el hackle y las alas y la brinca y el hilo de montaje amarillo huevo. Pues bien, aquel día, sin pescar ninguna trucha espectacular, fue de esos días en los que sacas un millón de peces con la misma mosca. No sé si el mismo 3277 habría funcionado igual, o algún color similar en Gütermann. Y no lo sé porque de aquella si llevaba puesta una mosca que daba peces, ya no la cambiaba. Lo de quitar la mosca cada vez que sacaba un pez y poner una completamente diferente hasta sacar el siguiente fueron experimentos que vinieron tiempo después. Como digo, no salió ningún pez fuera de lo normal que me haga recordar aquel día por alguna de sus capturas, y si el goteo de peces fue constante todo el día, tampoco es que hablemos de más de cien peces ni nada de eso. Serían tres o cuatro docenas como mucho. Por lo que sí recuerdo aquel día fue porque marcó el momento en el que las sedas y rayones pasaron de ser un material más a ser los auténticos vertebradores de mis cajas de moscas, y porque después de eso empezó la locura por conseguirlos todos. La primera lista de colores míticos que me habían dado me la había dado El Rubio, al que algunos de más edad quizás conociesen por su colección Lince o por la tienda de pesca que tenía en Gijón al lado de donde está ahora el Centro Comercial Los Fresnos, a tres minutos de mi casa de toda la vida. Y no sé si me voy a acordar de todos, pero como si lista de míticos era muy pequeñita, voy a intentarlo: 6, 7, 139, 156, 158, 162, 286, 300, 350, 449, 580, 615, 662, 900 y 977 si no recuerdo mal. Esos eran los que buscaba en las mercerías hasta aquel entonces. Después de ese día del Porma y de empezar a profundizar un poco más en aquello de los hilos de seda y rayón, la lista de míticos se amplió tanto que si la pusiera entera seguramente se me quedaría colgada la aplicación de notas del móvil en la que escribo los artículos. Y mira que ha resistido algún artículo largo de narices. Visto ahora en perspectiva diría que aprendí mucho a base de comprar sedas y rayones, hacer moscas con esos hilos e ir probándolas todas, pero a día de hoy, si tuviese que hacer una lista de mis míticos personales, creo que sería de larga más o menos como la de El Rubio, aunque combinando distintas marcas y no solo de Gütermann: - La Paleta 3277. - Gütermann 249. - Gütermann 431. - Zirayón 4122. - Amman 379. - Gütermann 580. - Gütermann 258. - Gütermann 615. - Gütermann 662. - La Paleta 3279. - Madeira 1939. - Gütermann 977. - Gütermann 896. - El Molino 254. - El Molino 277. - Fanta Castilla-Valencia. Lo que nunca supe, y siempre me habría gustado saber, es si a aquella lista tan cortita de El Rubio él llegó también después de haber probado mucho por sí mismo y quedarse con lo que mejor funcionaba. Porque así llegué yo a la mía y no me dejé influir demasiado por opiniones ajenas, sino solamente por prueba y error. Creo que esa debería ser la única forma válida de que cada uno tenga su propia lista de materiales míticos, sean sedas, rayones, dubbings o lo que sea.
21 de diciembre de 2024
El Purón es uno de esos pequeños ríos costeros asturianos con las truchas más hijas de puta que te puedes encontrar. A ver, depende del momento. Hijas de puta son de normal. Si vas en pleno verano con el río cortísimo de agua, un agua que es en algunos tramos completamente cristalina y en donde te puedes encontrar con palmo y medio de profundidad y que posas la mosca en un sitio y medio minuto después se ha movido diez centímetros, pues te puedes imaginar. Ahí quería ver yo a los que pescan siempre con el 0.18 de terminal. Que posas un bajo de siete metros terminado en un 0.10 y ya escapan escopetados todos los peces de la tabla. Es de esos sitios a los que vas una vez por conocerlo y ver qué tal es aquello, y lo más seguro es que no vuelvas más. Porque total... ¿Para qué? Pues esta fue mi única vez en el Purón. Me fui para allá un día por la mañana pensando en pescar al amanecer a ver cómo se daba la cosa. No tenía demasiadas referencias porque solo conozco a un par de personas que hayan pescado allí, y como me gusta ir a los sitios a descubrirlos por mí mismo y evito pedir cualquier referencia siempre que sea posible, pues aparqué donde me pareció y me puse a pescar donde buenamente pude. Y entiéndase por pescar únicamente la parte de ir lanzando y posando la mosca aquí y allá. Porque en unas tres horas de pesca el resultado fue cero peces. Y se veían truchas. No es aquello de que no pescas nada porque no quedan allí ni cuatro peces. En aquella época tenía truchas. Nada espectacular, pero las había. Empecé con lo de siempre para estos sitios: línea 2, bajo interminable, terminal fino y moscas diminutas. Pasó todo el catálogo: caenis, F-Fly, efémeras del 24 en toda la gama de colores, hormigas, plecópteros, tricodípteros que dicen algunos, dípteros, microninfas... De todo. El resultado fue el mismo: nada de nada. Así que a partir de ahí ya empiezas con los experimentos y les plantas delante de los morros un streamer, una chernobyl en el 10, un pardón, que con los pardones nunca se sabe y lo mismo da que sea pleno verano, moscas del 12... Todo lo que se te ocurre. Y el resultado sigue siendo el mismo: nada de nada. En estos sitios a los que vas una sola vez nunca sabes si era cosa de ese día en concreto o si es la tónica habitual. A muchos otros ríos he vuelto más veces para hacer la doble verificación, no vaya a ser que fuese cosa de aquel día en concreto, pero en este en concreto, al menos en la zona que estuve pescando, me sentí tan incapaz de conseguir sacar allí aquel día un solo pez, que se me quitaron las ganas de volver para siempre. Mira como sería la cosa que de allí me fui al Cares esa misma mañana y hacia el mediodía saqué un par de reos que me dieron las fuerzas suficientes para volver medio contento a casa. Algún día volveré al Purón. Aunque si no tenía referencias de aquella, no te quiero contar ahora, que no tengo ni la más remota idea de cómo podrá estar aquello de peces. Pero las cuentas pendientes hay que intentar saldarlas, y cuando me retire definitivamente de esta cosa de la pesca con mosca, me gustaría que no se me quede en el listado de sitios en los que he pescado, ningún río en el que no haya conseguido nunca sacar un pez. Y en ese listado está el Purón.
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