De pocas cosas en mi vida me he sentido más orgulloso que de ser pescador a mosca y atador de moscas.
Aunque ahora ya haga moscas más por inercia que por interés y las salidas de pesca cada vez sean menos porque actualmente otras actividades me despiertan un grado de pasión un poco mayor, nunca dejaré de considerarme pescador a mosca. Pescador en general, más bien, ya que son muchas las modalidades que practico.
De hecho, a día de hoy, la pesca con mosca es la que menos practico de todas ellas.
Y a pesar de todo ello, hay momentos en los que uno no puede evitar avergonzarse un poco de compartir gremio con según qué tipo de personajes.
Ya sé que entre nosotros es distinto, pero para muchísimas personas que no tienen ni idea de lo que es la pesca, ni de las distintas modalidades, ni de sus distintos enfoques ni nada de eso, lo más normal del mundo es que nos metan a todos en el mismo saco, y ahí es cuando llegan esas situaciones en las que a veces se pasa un poco de vergüenza.
Por ejemplo, con el tema del siluro. Esto está ya llegando a la opinión pública. Se ha convertido en un problema enorme que no va a dejar de ir a más. Si hasta se lo oí comentar durante una etapa a Antonio Alix, el que retransmite el ciclismo en Eurosport. Si buscas cualquier nota de prensa relacionada con su expansión siempre se achaca a los pescadores recreativos.
Y a mí me da un poco de vergüenza en ese momento estar metido en ese mismo saco, porque realmente opino que el que se haya dedicado a transportar alevines de siluro de una cuenca a otra o de un tramo a otro, merece realmente tantos años de cárcel como el que se dedica a quemar los montes o a envenenar a los lobos.
Bueno, espera, que igual no es que se metan en la cárcel a demasiados pirómanos o envenenadores, así que mejor hacer otro símil: a los que contribuyan a la expansión del siluro tantos años a la cárcel como al que traiga medio kilo de huevo culero desde Tánger.
Aprovecho para pedir a la juventud que me lee que no se droguen, que las drogas son muy malas. No tienes más que ver cómo han terminado Miguel Bosé o Nacho Cano, y piensa que ellos se metían lo mejor de lo mejor. Imagina con lo que te venda cualquiera por ahí cortado con mil mierdas.
Pero sí, si alguien me asocia, por el mero hecho de ser pescador, con alguno de esos descerebrados que se dedican a transportar siluros de un lado para otro contribuyendo a la expansión de una especie que va a terminar con todo, pues paso bastante vergüenza.
Hasta no hace mucho tenía clarísimo que jamás iba a ir a pescar siluros, pero estoy empezando a verlo de otra manera, y creo que cuando tenga la oportunidad voy a ir con el equipo de lance pesado a tratar de sacar alguno, para una vez pescado arrastrarlo hasta unos 15 metros de la orilla y deleitarme viendo como lentamente se va achicharrando al sol.
Porque los que se dedican a hacer captura y suelta de esta especie también me dan un poco de vergüenza. Vergüenza ajena en este caso, pero vergüenza.
Otros que te pueden hacer fácilmente sentir avergonzado son los que tienen como única misión en la vida ser como los que mataron al último Alca gigante, y que no descansarán hasta haber cogido una piedra bien gorda con la que reventarle la cabeza contra el suelo al último salmón que dé alguno de los ríos cantábricos que todavía conservan alguna pequeña población de la especie.
Sentí muchísima vergüenza una vez compartiendo sereno con un miembro de cierta asociación conservacionista que en un conocido coto asturiano se pasó por bastantes peces del cupo máximo y que cuando tenía todas las truchas extendidas encima de un pequeño murete de piedra se le ocurrió decir: "si vienen los picoletos decimos que la mitad son tuyas, eh".
Me dio tanta vergüenza que fue el último día que tuve cualquier tipo de relación con dicha persona. Hasta el día de hoy no le he vuelto a dirigir la palabra por ningún medio jamás.
Pero bueno, todos estos que no respetan cupos, ni medidas, ni artes de pesca, ni horarios ni nada, me provocan el mismo grado de vergüenza. Cada temporada se hace viral algún tipo de vídeo en el que se ven docenas de truchas muertas, la mayoría de menos de la medida, y al "pescador" alardeando, contándolas o lo que fuera.
Y lo peor de todo es que en muchos casos son otros pescadores los que lo comparten. Sé que lo hacen con la intención de hacer denuncia pública de tales hechos, y no hay ninguna mala intención en ello, pero para mí esto es un error, porque para el 99% de las personas, que no pescan, cuando les llega alguno de esos vídeos, lo que suelen hacer es reafirmar su idea de que todos los pescadores son iguales.
Todos acabamos con el salmón, todos cargamos con siluros viajeros, todos matamos peces sin respetar tallas, cupos o normas, todos dejamos la orilla del río como un vertedero... Todos, todos, todos.
Todos sabemos que esto pasa, pero todos los pescadores que no somos así, deberíamos tratar de no dar más visibilidad todavía a este tipo de hechos que solo sirven para que la opinión sobre la pesca de muchas personas que no pescan, sea la que es.
Y que opinen así, no beneficia en nada a la pesca.