Generalmente no vienen demasiadas visitas a casa.
Tanto mi mujer como yo somos de la opinión de que es mucho mejor quedar con otras personas en territorio neutral. Así, cada uno se va libremente cuando se cansa, sin que a nadie le parezca mal.
No sé qué es peor, si alargar inconscientemente una visita en casa ajena hasta que al anfitrión se le pueda empezar a hacer demasiado larga la cosa, o que sigas teniendo a alguien en tu casa cuando hace horas que ya se te empezó a hacer bola.
Quedando en territorio neutral no se corren estos riesgos.
Eso no quita para que de vez en cuando haya venido algún mosquero por casa a recoger algo o a ver cómo se hacía alguna mosca o cualquier cosa de esas que hacemos los mosqueros. Y todos ellos, sin excepción, han hecho el siguiente comentario:
"¡Ostia, vaya montón de libros de pesca! ¿Los has leído todos?".
¡NO!
¿Cómo los voy a haber leído todos?
Enteros habré leído tres o cuatro docenas.
Los libros de pesca no son para leer enteros. En su mayoría son peñazos insufribles bastante mal escritos, con alguna honrosa excepción, como John Gierach, Andrew Herd, Mike Valla o Ernest Schwiebert.
Los libros de pesca son manuales de consulta, en los que vas a buscar justo la información que te interesa. Puedes revisar unos cuantos en busca de información sobre los bajos de línea, otros para buscar fichas de montaje de moscas para mar que no están entre las moscas que habitualmente haces y otros para informarte sobre un periodo concreto de la historia de la pesca con mosca.
Además, ¿qué sentido tendría leerlos todos al completo? ¿Crees que nadie sería capaz de recordar más de dos o tres datos de cada uno de ellos?
Me he leído con bastante más interés la obra completa de Frederick Forsyth y apenas podría decir que recuerdo que Odessa iba sobre los nazis y El Afgano sobre Al Qaeda. Ni siquiera soy capaz de recordar los títulos de todos los libros suyos que he leído. Ni los de ningún otro autor. Igual el que está mal soy yo, devorando libros que me entretienen unas horas para olvidarlos cuando apenas han pasado tres días.
Nunca descarto que el que esté mal soy yo. Ya lo sabes.
Y ya te digo que leo las novelas con mucho más interés que los libros sobre pesca con mosca o sobre montaje de moscas.
Por no decir que muchos libros sobre pesca con mosca o montaje de moscas daban justito para un artículo en una revista, y se empeñan en alargarlos hasta poder decir que han escrito un libro.
Luego está el asunto de los temas que se repiten hasta la saciedad. Parece que fuese obligatorio incluir un episodio completo sobre el lanzado. Yo esta parte casi siempre me la salto. En los libros antiguos, que escribían para seres humanos normales, todavía puedo leerla con cierto interés. Me entretiene mucho todo aquello de las 10 y las 12 y todo ese rollo con sus dibujitos a mano y demás. En libros más modernos, cuando decidieron que era conveniente escribir los episodios referentes al lanzado para doctorados en Física, ya me parece suficiente esfuerzo no arrancarles todas esas páginas.
Sucede que la pesca con mosca es un tema que me interesa, y como pasa con otros temas que me interesan, como la Historia, la Arqueología o la Antropología, me he juntado con más libros de los que el espacio de mi vivienda puede gestionar.
Pero tiene su lógica esta acumulación de libros.
Yo dejé de consumir alcohol con 20 años. Y desde entonces, todos los meses de mi vida, he ido haciendo una especie de cálculo mental más o menos así:
"Si hubiese salido una vez por fin de semana, me habría gastado xx euros en copas, así que como no he salido, ni he bebido ni me he gastado ese dinero en copas, me lo voy a gastar en libros que traten temas que me gustan".
Seguro que alguno de esos doctores en Física que decía antes nos podría hacer una bonita fórmula llena de letras, números y símbolos para calcular todo esto.
Debo decir que ha habido muchos meses en los que ese dinero no asignado al consumo de alcohol e invertido en otros menesteres no siempre lo he gastado en libros. Si algo malo tienen los libros es que ocupan mucho espacio, así que ha habido épocas en las que en lugar de libros me compraba con ese presupuesto anzuelos para montar moscas o señuelos para pescar a spinning, que me gustan tanto como los libros y ocupan mucho menos espacio.
También ha habido meses en los que el gasto ha sido cero y lo que he hecho ha sido ir apartando ese dinero para afrontar compras de productos de importe más alto, como una caña, un buen saco de dormir, instrumentos musicales...
Tampoco me verás subiendo cada dos o tres dias fotos de comilonas en restaurantes ni asistiendo a conciertos, festivales ni nada que se le parezca.
Soy un gran defensor de gastar dinero en cosas que vayan a durar mucho tiempo. ¿Que quieres gastarte 300€ en una caña? Adelante. Si la cuidas te puede durar cincuenta años. Ahora bien, gastarme 300€ en ir a que me dé de comer el anormal de Diverxo para que todo acabe depositado en algún retrete, como que no. Una caña puede darme miles de horas de diversión. Un menú degustación del mismo precio, con suerte, podría darme dos o tres horas de diversión. Y eso siempre que no se pasen con el ajo o el pimiento, porque si no lo de las tres horas de diversión podrían ser tres horas de agonía.
Bueno, ya lo he dicho muchas veces. A finales de los 90 en España el gran timo fue hacer pensar a toda la clase obrera que era clase media. Y el gran timo actual, éste ya globalizado, es que lo que hay que hacer es consumir experiencias y no productos.
Por el bien del planeta.
Te dan el OK para que te hagas miles de kilómetros en un avión hoy, para cenar esta noche en Osaka, que mañana vueles a Tokio para ir a grabar un Time-lapse en Shibuya y de vuelta una paradita en Seúl para ir a hacer el canelo a Gangnam.
Pero cuidado, no te vayas a comprar un libro que no sea de papel reciclado o no vayas con tu coche a hacer la compra semanal de comida, que te estás cargando el planeta.
Pero bueno, volviendo a lo importante de todo esto, si te quisieras quedar con las dos ideas fundamentales, deberías quedarte con:
1) Los libros sobre pesca con mosca o montaje de mosca deberían utilizarse en su mayor parte como manuales de consulta, y no como libros para leer como si se tratase de una novela.
2) Si decides privarte de determinados gastos cotidianos podrás gastar ese mismo dinero en otras cosas. Solo con que te quites una caña que puedas tomar al día, tendrías cada mes unos 50€ disponibles para reasignarlos a otros gastos. Estarás cuidando tu salud y comprando cosas que te podrían durar toda la vida, en lugar de irse por el sumidero al mismo tiempo que tu orina.
Es una cuestión de prioridades, supongo.
Lo que tengo claro es que el día que deje definitivamente de fumar, necesitaré alquilar un trastero una vez haya reasignado el dinero del tabaco a la compra de libros o de cualquier otra cosa.