Creo que nunca he explicado lo que voy a intentar ahora. De hecho justo me pongo a escribir y pienso que quizás no lo he explicado nunca porque creo que a lo mejor no es algo tan sencillo de explicar.
Vamos a intentarlo.
A ver, yo no creo en nada.
Seguramente te lo habrás imaginado si has ido leyendo los artículos que he ido publicando, pero a base de ir acumulando años y conociendo a un montón de pescadores diferentes, me he ido dando cuenta de una serie de cosas que han hecho que poco a poco haya ido dejando de creer en muchas cosas que al principio me parecían importantes. O muy importantes. Y que a día de hoy me la sudan por completo.
Por intentar ir un poco en orden.
En lo primero que creí fervientemente para tratar de conseguir ser mejor pescador fue en la entomología. Eran otros tiempos, claro, pero en su momento parecía la mejor manera de conseguir llevar más peces a la cesta. Si sabías muy bien qué coño era lo que estaban comiendo, lo lógico era pensar que poniéndoles delante una mosca igual que la que comían, sacarías muchas más truchas que antes.
Lo malo de esto es que pasaron dos cosas. La primera cosa es que no mucho tiempo después aparecieron en mi vida la Charnoz, la F-Fly, la MP81, la Peute, el Fly-Rite 34 y tantas otras que no se parecían precisamente a lo que se supone que estaban comiendo, y pescaban lo mismo o más que las efémeras con el color de Gütermann clavado, el tamaño exacto, el mismo número de cercos que las naturales y todos esos rollos.
Lo segundo que pasó es que fui coincidiendo de vez en cuando con algún pescador de los más fieles creyentes de la importancia de la entomología, y al final no pescaban mucho más, ni mucho menos, que cualquier otro.
Y luego, también pasó que a base de hacer moscas para un montón de gente te vas dando cuenta de que la proporción es muy similar entre los que quieren un montón de modelos para imitar a todas las especies posibles y los que con media docena de moscas pescan todo el año. Y esto, como digo, hace un montón de años. A día de hoy casi diría que por cada diez que quieren un montón de modelos distintos hay noventa pescadores de los que pescan todo el año con media docena de modelos.
Y más curioso me resulta todavía que entre los que quieren muchos modelos distintos casi coincide con pescadores que apenas salen de los ríos de su comarca, mientras que otros que pescan en un montón de provincias diferentes son los que se arreglan con unas pocas moscas y listo.
Lo segundo que me pareció súper importante para conseguir sacar más peces fue practicar el lanzado.
Aquí también pasaron dos cosas. La primera que descubrí que practicar lanzado en un prado es la cosa más aburrida a la que he tenido que hacer frente en toda mi vida.
Pero es que además, he podido ir de pesca a lo largo de mi vida con varios de estos que tienen todo ese título enorme de Máster Caster Instructor o como coño se diga, y resulta que ninguno sacaba más peces que yo. Y yo ya soy bastante mediocre en lo de sacar peces. Así que fui asumiendo que mola un montón verles lanzar, pero que lo que es pescar, pues en la media o menos. Claro, siempre te lo van a vender como que sacar peces no es lo más importante, que cuenta más la forma que el fondo... En fin, todo lo que quieras, pero lanzar mucho y pescar lo justo. Y a la gente lo que le divierte es sacar peces.
Otra cosa es que llegues al río asfixiado del trabajo, la ciudad, el ruido, la gente y solo con estar allí ya seas feliz. Eso seguro que nos pasa a todos. Pero luego también queremos pescar. Si no, bastaría con echarse al monte a dar un paseo, que el relax y la contemplación serían algo similar. Y lo del relax siempre que no te cruces con alguno de esos que llevan una de esas mochilas/chaleco y que van por el monte como si fuesen a atender alguna emergencia. Si te toca alguna ruta frecuentada por estos, entonces olvídate de lo del relax que vas a tener que estar con todos los sentidos alerta no te vaya a llevar alguno por delante.
En su día también creí cómo el que más en todo el tema de los hilos. Ya sabes, los Gütermann, La Paleta, El Molino, Ray y los demás. A día de hoy nada me haría más feliz que apareciese un comprador al que venderle el 80% de la colección. Quedarme solo con las que ya están empezadas y luego con otras cincuenta o sesenta bobinas para meter en un cuadro y listo.
Podría intentar ir vendiéndolas por bobinas sueltas, pero aquí pasan dos cosas. La primera que me daría una pereza enorme tener que atender todos los mensajes que recibiría, y que seguramente me quedaría solo, porque yo cuando compro algo de segunda mano jamás regateo. Solo compro si el precio anunciado me parece justo. Entonces tampoco tolero nada bien que me vengan a regatear a mí, que siempre intento poner el precio que me parece justo. Al final acabo bloqueando a muchos de los que insisten en el regateo, de ahí que diga que me quedaría prácticamente solo.
Y la segunda cosa es que tengo un problema con los precios de los hilos. Por un lado me parece una locura pagar 150€ por una bobina del 300, pero tampoco voy a ser yo el imbécil que las venda por 30€ cuando se están vendiendo por precios mucho más altos. De ahí que prefiriese acordar un precio por un lote completo en el que se fuese casi todo menos lo que está empezando y lo del cuadro, y listo.
También pasé una época en la que creía que usar los mejores equipos disponibles en el mercado me iba a hacer sacar más peces. Ahí compré cañas, carretes y líneas de gama alta, gama muy alta y gama obscena convencido de que perdería menos peces, me fatigaría menos pescando, sería más feliz...
Por suerte esas cañas y carretes tienen buena venta y al final la pérdida no fue tanta, pero lo que es pescar más o mejor, ni de broma. Lo único que descubrí es que me daba un poco de vergüenza ir por el río con una caña y un carrete de 800€ cada uno, y que encima no disfrutaba lo más mínimo por estar en un constante pánico a que se me rompiesen, les dejase alguna marca, rayadura o lo que fuera. Desde entonces solo pesco con cañas de gama baja o media, y si son de gama media-alta o alta es que son de octava mano y están ya hechas polvo, que las he cambiado por moscas o que son cañas antiguas de hace treinta o cuarenta años. En alguna de las cañas que uso, de hecho, se dan las tres circunstancias a la vez: cambiada por moscas, antigua y de cuarta mano por lo menos.
En otra cosa que he dejado de creer es en todo ese rollo del conservacionismo, la concienciación y todas esas mierdas. A ver, yo no mato ninguna trucha, reo ni salmón, pero lo hago a título individual y paso de querer convencer a nadie de nada. En este país lo que funciona es la prohibición y la sanción. Somos así, funcionamos por el miedo a que nos pillen. Algunos ni eso, pero la mayoría sí. Así que cualquiera que quiera prohibir que se puedan matar peces con una normativa que así lo establezca, me tiene de su lado. El que quiera ir por las buenas convenciendo con bonitos argumentos a uno o a otro, dando charlas, fundando asociaciones y haciendo presentaciones en PowerPoint, que no me haga perder el tiempo, por favor.
Como decía, lo que funciona aquí es prohibir y multar. Lo hemos visto con las normativas de tráfico, con las normativas anti-tabaco, se empezará a ver con lo del racismo en el fútbol en cuanto pongan una docena de multas antológicas y metan a dos o tres en el talego... Y así todo. En España, en general, siempre funciona mucho mejor la prohibición y el castigo que la concienciación y la educación.
Incluso con cosas que están prohibidísimas, como por ejemplo llevar perros sueltos en un Parque Nacional o no circular a más de 30 km/h. en determinadas zonas urbanas, nos lo pasamos por el forro, así que imagina lo que nos importa que nos digan que lo conveniente sería no matar los peces, no tirar basura en el monte o lo que sea. No hay nada más eficaz que una buena multa a tiempo.
He dejado de creer en muchas cosas relacionadas con la pesca con mosca, pero no en todas. Alguna de las mejores personas que he conocido a lo largo de mi vida son pescadores a mosca, y con muchos de ellos me jode mucho la falta de tiempo o la distancia que hay de por medio, porque si no serían amigos de los de invitar a comer cada dos o tres domingos.
Pero bueno, la vida es como es y hay que adaptarse.